Entre 2003 y 2014 el costo de los desastres naturales en la región alcanzó USD 34.300 millones, afectando a 67 millones de personas.
Los países de América Latina y el Caribe
buscan incrementar la resiliencia del sector agrícola y los medios de vida a
las amenazas, crisis y desastres como una precondición fundamental para
erradicar el hambre y lograr el desarrollo sostenible, señaló hoy la FAO.
Ministros y altas autoridades de los países de
la región se reunirán en Paraguay, del 8 al 9 de Junio, para avanzar la
implementación del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres
2015-2030, adoptado en marzo de 2015 en la Tercera Conferencia Mundial de
Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres.
Un evento paralelo durante la reunión de
Paraguay dará los primeros pasos para adoptar una estrategia regional de
gestión de riesgos de desastre para el sector agrícola y para la seguridad
alimentaria, que se enmarca en el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y
Erradicación del Hambre 2025 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños, CELAC.
Uno de los pilares de dicho plan es la
atención oportuna de desastres de origen socio-naturales que puedan afectar la
disponibilidad de alimentos, a través de programas de gestión de riesgos y
sistemas de alerta temprana, entre otros.
“La meta para nuestra región es lograr
sistemas productivos más resilientes, más productivos y eficientes, que
preserven la base productiva de los recursos naturales y tengan la capacidad de
soportar riesgos y choques” señaló Jorge Meza, encargado de la Iniciativa
Regional de la FAO enfocada en la gestión de riesgo de desastres.
Una región
en riesgo
Entre el 2003 y el 2014 el costo de los
desastres ocasionados por fenómenos naturales en América Latina y el Caribe
alcanzó USD 34.300 millones, una cuarta parte de las pérdidas a nivel global,
afectando a cerca de 67 millones de personas.
Según la FAO, los desastres vinculados al
clima, cuyo impacto y frecuencia son exacerbados por el cambio climático, son
los que más afectan a la región, totalizando un 70% de las emergencias.
Según el Índice de riesgo climático global
publicado en 2016, tres de los cinco países con mayor riesgo están en América
Latina y el Caribe: Honduras, Haití y Nicaragua. Guatemala se encuentra en décimo lugar.
Un tercio de la población regional vive en
zonas altamente expuestas ante amenazas geológicas y particularmente
hidro-meteorológicas.
“Los desastres tienen un efecto
desproporcionado sobre las personas viviendo en condiciones de pobreza. Entre
1975 y 2000, la población viviendo en pobreza extrema concentró 68% de la
mortalidad por desastres”, explicó Meza.
Impactos
sobre el sector agrícola
Según la FAO, entre el 2003 y el 2013, el
sector agrícola de los países de América Latina y el Caribe sufrió 16 % de los
daños y pérdidas causadas por desastres. El sector agrícola sufrió el 6% de los
daños totales a los activos físicos y sufrió el 23% de las pérdidas totales en
términos de producción y daño a los medios de vida.
Dentro del sector agrícola, el 71 % de los
efectos de los desastres afectaron a cultivos, el 13 % a los bosques, el 10 % a
la ganadería y el 6 % a la pesca.
El impacto económico sobre el sector agrícola
puede ser devastador: en Colombia, la ola invernal de 2010-2011 generó pérdidas
y daños agrícolas por 824 millones de dólares; mientras que las inundaciones de
Tabasco del 2007, México totalizaron 816 millones de dólares de daños en el
mismo sector. Sólo en Nicaragua, el Huracán Félix causó pérdidas de 608
millones de dólares en 2007 para la agricultura.
Entre 2003 y 2013, la mayoría de las pérdidas
en la producción de cultivos y ganado en América Latina y el Caribe ocurrieron
después de las inundaciones (55 %), seguido por sequías (27 %) y las tormentas
(10 %). Brasil fue el país más afectado,
en parte debido al gran tamaño de su producción agrícola.
“Luego de los desastres, las importaciones
agrícolas aumentaron significativamente en muchos países de la región. En
promedio, el valor de las importaciones aumentó 25% en comparación a los
valores proyectados”, explicó Meza.
Los desastres también afectaron el crecimiento
del sector: según la FAO, 2,7 % de crecimiento del sector se perdió en promedio
después de los desastres en la región entre 2003 y 2013 en la región.
No basta
con responder a las emergencias
Si bien los países han avanzado en incorporar
el enfoque de reducción de riesgos en el sector agrícola, la planificación, los
presupuestos, los mecanismos institucionales y la implementación de acciones a
nivel local siguen enfocados en responder a las emergencias.
“No basta con responder a las emergencias: los
países deben estar preparados desde antes, no sólo para evitar los costos
económicos, sino para salvaguardar vidas humanas. Para esto es importante
reducir y gestionar los riesgos, generando desarrollo socio-económico
inclusivo”, explicó Meza.
Según la FAO, el sector agrícola de América
Latina y el Caribe tiene una gran capacidad, para reducir el riesgo de
desastres y contribuir a la resiliencia de los medios de vida, si los países
siguen cuatro principios rectores, que se refuerzan entre sí de manera
sinérgica:
* Gobernar los riesgos y las crisis: se deben
reforzar las instituciones y gobernanza para la reducción de riesgos de
desastres en todo el sector agrícola.
* Vigilar para proteger: crear y fortalecer
sistemas de información y alerta temprana sobre seguridad alimentaria y
amenazas transfronterizas
* Aplicar medidas de prevención y mitigación:
promover y diversificar los medios de vida con tecnologías, enfoques y
prácticas de reducción de riesgo.
* Prepararse para responder: preparación para
responder y recuperarse de manera eficaz en todos los ámbitos del sector
agrícola.
La FAO está apoyando a los países a través de
una nueva iniciativa regional enfocada específicamente en la gestión de riesgos
de desastres, el uso sostenible de los recursos naturales y la adaptación al
cambio climático.
FAO trabaja fortaleciendo los sistemas
nacionales de gestión de riesgos que afectan la seguridad alimentaria en los
países del Consejo Agropecuario del Sur, potenciando la cooperación Sur-Sur
entre Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
En Paraguay, la iniciativa de la FAO está
facilitando la formulación del Plan
Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres y Adaptación al Cambio Climático
del sector agrícola, y el fortalecimiento del sistema de monitoreo de riesgos
agroclimáticos, incluyendo sequía, inundaciones y heladas .
“Con la adecuada reducción del riesgo, los países de América Latina y el Caribe pueden fortalecer su seguridad alimentaria, construir sistemas agrícola resilientes y mejorar la capacidad de millones de personas para enfrentar amenazas”, concluyó Meza.
Fuente: http://mobile.infocampo.com.ar/#/n/80105