
El complejo que Adolf Hitler había planeado como un gigante campo de adoctrinación está siendo remodelado bajo un boom inmobiliario y las unidades se venden rápidamente.
Una de las mayores reliquias edilicias de la
Alemania nazi se encuentra bajo una transformación radical, tras un boom
inmobiliario en la isla de Prora que promete en convertir el lugar en un
destino para el turismo de lujo.
Allí donde el genocida Adolf Hitler fracasó en
cumplir su sueño de tener un campo de adoctrinación gigante frente al mar, los
inversores le vuelven a dar vida al lugar, que cuenta con gigantes edificios
inicialmente planeados para recibir a 20 mil alemanes.
La construcción del "Coloso de Prora"
inició en 1936 en la paradisíaca playa, pero la obra fue detenida en 1939, con
el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Así, los complejos de concreto quedaron
abandonados a lo largo de cuatro kilómetros frente al mar. Posteriormente, bajo
el régimen comunista de la Alemania Oriental, quedó como una barraca militar
tan secreta que no figuraba en los mapas.
Luego de año de falsos anuncios de
"resurrección", cuatro de las ocho estructuras, de seis pisos cada
una, están siendo desarrolladas. Un quinto bloque pertenece al gobierno
regional, que alquiló el lugar a un hostel juvenil y planea venderlo
próximamente. El sexto y séptimo pertenecen a una empresa de Liechtenstein, y
el octavo fue detonado por los soviéticos.
El complejo "Prora Solitaire" abrió este
verano europeo con una completa renovación. Los balcones de vidrio permite una
privilegiada vista al mar, y los huéspedes pueden disfrutar de un spa. A su
vez, un local "hipster" de hamburguesas y una cafetería reemplazaron
a una galería de arte, intentando atraer a residentes urbanos adinerados.
"Por un lado, hay una intención de mantener el
sitio como un lugar de memoria. Por el otro, están los intereses de los
inversores que han puesto mucho dinero y quieren ver los retornos",
explica el representante de ventas Werner Jung, de la firma Irisgerd, que
construye el edificio Neues Prora (Nueva Prora), con 270 departamentos. La
compañía compró el bloque por 2,75 millones de euros (USD 3,1 millones) e invirtió
USD 98 millones para su renovación.
Gracias a una liberación de impuestos y una baja
tasa de interés, el 95% de las propiedades a fueron vendidas, con precios desde
USD 390 mil por una vivienda de 100 metros cuadrados hasta USD 724 mil por un
lujoso penthouse con vista al mar. "Es el último complejo en Alemania
donde se tiene acceso directo a una playa tan hermosa", destacó Jung.
La remodelación del lugar, proyectada a completarse
en 2022, ha desatado polémica en la sociedad por su cargada historia.
"Este es un sitio que se destaca por su
escencia, tanto para los nazis como para la era comunista, donde se puede
obtener una imagen más completa sobre cómo funcionaron ambos sistema",
explicó Susanna Misgajski, directora de uno de los dos museos locales.
"Reclutas militares, prisioneros de guerra, trabajadores forzados,
refugiados. Todos ellos pasaron por Prora en varios momentos", agregó.
Los promotores tienen una responsabilidad para con
la historia, exhorta Katja Lucke, historiadora del otro museo. "La gente
ve este edificio gigantesco y queda fascinada", afirmó. "No se puede
convertir en algo banal, hay que contextualizar", lanzó. Además, considera
que el resurgimiento de los partidos de extrema derecha es otra razón para
preservar los vestigios. Los dos museos planean fusionarse en una única
estructura que vele por la historia de Prora.
En tanto, otras voces, aparte de los empresarios,
se muestran a favor del cambio. Ha pasado mucho tiempo, ya era hora de hacer
algo bien con Prora", opina el residente Karsten Rarrasch, de 50 años,
quien considera que Alemania "ya tiene bastantes lugares de
recuerdo".
Fuente: http://www.infobae.com/america/mundo/2016/09/01/las-ruinas-de-un-balneario-nazi-se-transforman-en-un-lujoso-destino-turistico-2/