
La especie se encuentra en peligro de extinción.
"Apenas 150 venados habitan el Parque Nacional
Campos del Tuyú y zonas aledañas, al sur de la Bahía de Samborombón. La
especie, que alguna vez ocupó gran parte de América del Sur, hoy figura en el
Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(UICN)", advirtió Pablo Roset del sitio de divulgación científica Sobre la Tierra de la Facultad de Agronomía
de la UBA (FAUBA). Esta institución junto a la Administración de Parques
Nacionales (APN) y la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), desarrollaron
una estrategia para manejar los recursos forrajeros en la zona a fin de
favorecer a la especie y los resultados fueron exitosos: la dieta que más
prefiere el venado aumentó en calidad y cantidad. Esto alienta un poco las
esperanzas de los científicos en cuanto a la conservación de la especie.
“El proyecto para conservar el venado arrancó hace
más de tres décadas, cuando el parque nacional era aún una reserva de vida
silvestre de la FVSA. Como en la reserva no estaba permitido el pastoreo ni
hacer cortes o quemar, la vegetación típica eran pastos altos de bajísima
aptitud forrajera. Como veíamos que en los campos ganaderos vecinos sí había
buenos pastos y que los venados saltaban el alambrado para comerlos cuando no
estaban las vacas, decidimos hacer un manejo amigable para ambas especies en
los establecimientos linderos”, contó Adriana Rodríguez, docente de la cátedra
de Forrajicultura de la FAUBA.
Al implementar un pastoreo rotativo en los campos
vecinos, la oferta de buen forraje aumentó sensiblemente. “Nos interesaban en
particular las lomas de conchilla, que son sectores muy productivos. Allí
manejamos el pastoreo bovino con alambrado eléctrico, cortando el pasto a
finales del verano y excluyendo a las vacas desde marzo hasta agosto. En esa
ventana de tiempo entran los venados y comen muy buenos pastos y leguminosas,
en cantidad. En agosto se levanta el alambrado, y las vacas (justo por empezar
a parir) disponen de gran cantidad de forraje acumulado. Por lo tanto, se
benefician tanto los venados como las vacas”, explicó la investigadora.
Venados en
el tobogán
“Antes de la llegada de los españoles, este
mamífero nativo se distribuía ampliamente desde Porto Alegre hasta Bahía
Blanca. Hoy, la especie está categorizada por la UICN como En Peligro de
Extinción para la Argentina”, dijo Fernando Miñarro, coordinador de los
programas Pampa y Gran Chaco en la FVSA y colaborador de Adriana Rodríguez
desde los inicios del proyecto. “Si bien existen algunas poblaciones en San
Luis, Santa Fe, Uruguay, Corrientes y el sur de Brasil, los 150 animales que
habitan la Bahía de Samborombón son los últimos que podemos encontrar en Buenos
Aires”, agregó.
En los últimos 30 años, esta población viene
decreciendo de manera sostenida a un 4% anual. “Los datos no dan lugar a dudas:
la especie está en jaque y debemos actuar urgentemente sobre las principales
amenazas. La más importante es la de los perros y chanchos cimarrones, que diezman
muchos animales por año, aunque también están la caza furtiva, la pérdida de
hábitat por expansión de la ganadería, las enfermedades, el cambio climático y
el pequeño tamaño de la población. Estas son las variables que figuran en el
Plan Nacional de Conservación del Venado de las Pampas en Argentina”, lamentó.
Nuevos
actores y perspectivas
Para sorpresa de los investigadores, los
experimentos realizados no sólo permiten pensar en un futuro menos negro para
el venado de las pampas. También abrirían nuevas alternativas de uso para la
región. “Hace algunos años, las autoridades del Parque Nacional Campos del Tuyú
nos permitieron hacer estudios con la vegetación. Así fue como descubrimos que
al cortar mecánicamente las áreas con espartina, un pasto de pobre calidad, y
permitir que la luz del sol llegue hasta el suelo, en 1 ó 2 años aparecen
pastos invernales de mucha calidad. Es el caso del agropiro criollo y la
cebadilla criolla, dos especies preferidas por el venado, a las que antes sólo
se las encontraba en las lomas. También verificamos esto con la leguminosa
Melilotus”, detalló el especialista.
“El agropiro criollo es un pasto al que se lo
consideraba prácticamente extinguido. A veces aparecía bajo la protección de
los alambrados, por ejemplo, donde no llegaba el ganado. Por fortuna, nuestros
estudios, financiados por Ubacyt y por proyectos de la FVSA, pusieron en
evidencia que esta especie está más presente de lo pensado, y que existen
alternativas, usando la cabeza y la paciencia, para realizar manejos
beneficiosos tanto para la producción ganadera como para la conservación. Y al
hablar de conservación me refiero ya no sólo al venado, sino también a los
diferentes recursos genéticos de la zona”, explicó.
Fuente: http://mobile.infocampo.com.ar/#/n/81914