Con terrazas y represas pudieron detener la erosión hídrica provocada por la deforestación.
Un grupo de productores del noroeste argentino
logró revertir la erosión hídrica del suelo generada por los desmontes y
aumentar la productividad cuidando el ambiente. Para eso, trabajaron a nivel de
cuenca con el asesoramiento de especialistas de la Facultad de Agronomía de la
UBA (FAUBA), el INTA, UNSa y empresas privadas.
A continuación, compartimos el texto completo
publicado por el boletín de divulgación "Sobre la Tierra" de la FAUBA
con todos los detalles de un trabajo en equipo exitoso.
Natalia Osinaga es oriunda de la provincia de
Salta, donde se recibió de Ingeniera Agrónoma en la Universidad Nacional de
Salta (UNSa). Actualmente está realizando su tesis doctoral en la Facultad de
Agronomía de la UBA (FAUBA), con una beca de CONICET en la cátedra de
Fertilidad y Fertilizantes.
Al realizar sus estudios sobre el impacto de la
deforestación en la calidad de los suelos en la provincia de Santiago del
Estero, comenzó a trabajar con un grupo de productores del NOA que buscaron
asesoramiento en la FAUBA porque estaban perdiendo rendimientos en sus
cultivos. Así lograron identificar a la erosión hídrica como el principal
problema de sus campos, porque el escurrimiento del agua se estaba llevando la
fertilidad de sus suelos. Actualmente, la experiencia se concentra el manejo
integral de los suelos a nivel de cuenca y cuenta con el apoyo de la FAUBA, el
INTA, el Instituto de Suelos y Agua de la UNSa y la empresa privada Marcelo
Arzelan y Asoc.
“Un suelo estable se desequilibra luego del
desmonte, sobre todo en ambientes frágiles como los del noroeste argentino, y
si el productor no realiza un manejo con criterio sustentable a la larga este
se va a degradar y por lo tanto va a afectar los rendimientos de los cultivos”,
dijo Osinaga al sitio de divulgación científica Sobre la Tierra, y comentó con
satisfacción que, a partir de este intercambio con la Universidad, se están
comenzando a sistematizar los suelos de diferentes establecimientos, con la construcción
de terrazas y represas amortiguadoras. La experiencia se concentra el manejo
integral de los suelos a nivel de cuenca.
No obstante, advirtió sobre las consecuencias de
las altas tasas de deforestación en el NOA, que también afectan a las ciudades,
y la necesidad de realizar más rotaciones de cultivos la región, para dar una
mayor sustentabilidad al sistema.
- ¿Cómo te involucraste con la temática del
desmonte?
- Hice mi carrera de ingeniera agrónoma en Salta y
justo cuando comencé a estudiar, empezó a crecer exponencialmente la
deforestación en la zona, principalmente para realizar el cultivo de soja. He
vivido este proceso desde muy pequeña, ya que mi papá y colega me llevaba al
campo desde que yo tenía tres años. Entonces desde la década del ´90 observe el
proceso de expansión agrícola en mi provincia y en el NOA, lugares donde
encontramos las tasas de deforestación más altas del mundo.
- Imagino que ese cambio generacional también se
relaciona con la visión sobre el desmonte, una mayor concientización y la
incorporación de las cuestiones ambientales a este tema.
- Claro. Mi viejo creció en la generación del
cambio, período donde la agricultura empezó a tomar protagonismo. Como profesor
de la UNSa comenzó a tener una visión de sustentabilidad y de manejo integrado.
Con el tiempo vio que el proceso de agriculturización de la región tenía
efectos negativos sobre las propiedades del suelo y sobre el escurrimiento
superficial del agua. Las estrategias de manejo propuestas por el equipo de trabajo
fueron muy bien recibidas, y es así que hoy en día el 90% de la superficie
agrícola de la región se encuentra bajo siembra directa, y entre 30 - 40% de
esa área está sistematizada, es decir posee terrazas, represas amortiguadoras y
canales colectores que controlan la erosión.
Actualmente si bien se hace siembra directa, las
rotaciones se componen de un 80% de soja y un 20% de maíz, por lo que el aporte
de materia orgánica al suelo es escaso. Es materia pendiente mejorar la
rotación soja-maíz.
Ahora estoy realizando mi tesis en Santiago del
Estero, los productores observaron una disminución de los rendimientos en lotes
con más de 20 años de uso agrícola bajo siembra directa y acudieron al INTA y a
la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA para saber si la causa es
la pérdida de calidad física o química de suelos. Pero lo interesante es que en
este trabajo se incorporó el análisis de factores ambientales como los stocks
de carbono hasta el metro de profundidad y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Y entonces nos preguntamos s estará iniciándose un cambio de paradigma en la
agricultura.
- Hace pocos meses publicamos en SLT una nota sobre
fallo judicial que contó con el aporte de Universidad, a partir del cual se
condenó a un productor de Salta con la cárcel y una multa por desmontar en una
zona prohibida. En tu caso, son los productores y no el Estado los que está
pidiendo asesoramiento a la Facultad.
- Así es, muchos productores han tomado conciencia
de las consecuencias que produce el actual modelo de producción y genera mucha
satisfacción que acudan a instituciones del Estado para mejorar e incorporar
tecnologías de manejo. Pero esto no quiere decir que no sigan deforestando para
incorporar nuevas tierras para uso agrícola o ganadero.
Cuando salió la Ley de Bosques, pensamos que se iba
a estabilizar la tasa de deforestación, que venía siendo exponencial. Pero eso
no sucedió, sino que siguió creciendo exponencialmente ya que se estaban
deforestando las llamadas zonas rojas (áreas protegidas donde no se permite el
desmonte) a través de recategorizaciones prediales que habilitan el desmonte.
El fallo judicial al que haces referencia muestra que se está atendiendo la
problemática de la falta de controles eficientes sobre los desmontes ilegales.
Lo ideal sería llegar a un equilibrio sustentable
donde el Estado y los privados trabajen en conjunto.
- Imagino que si bien muchos productores
desmontaron y sembraron un monocultivo, con el tiempo empezaron a encontrar
problemas que los afectan a ellos mismos, a los rendimientos de sus propios
cultivos, y se dieron cuenta que no era sustentable lo que hicieron.
- Totalmente. Como dije en Santiago del Estero,
donde estoy realizando mi tesis, los productores veían una reducción de sus
rendimientos y lo relacionaban con la compactación de los suelos que produce la
maquinaria. Con los primeros estudios que realizamos observamos valores de
resistencia a la penetración y de densidad aparente que no llegaban a valores
críticos para los suelos de la zona. Les recomendamos mejorar sus rotaciones
porque pudimos observar bajos niveles de carbono en los suelos y una elevada
inestabilidad estructural de los agregados.
Cuando recorríamos los campos encontrábamos
cárcavas enormes. Entonces, a pesar de las bajas pendientes (0.2 -0.8%) que se
observan en la región, la erosión hídrica está causando un problema: el agua
que escurre se está llevando suelo del horizonte más rico en materia orgánica,
el horizonte A. La mayoría de los productores que nos habían consultado
inicialmente, están sistematizando sus suelos, construyendo terrazas y represas
amortiguadoras para frenar este escurrimiento excesivo.
Un suelo estable se desequilibra luego del
desmonte, sobre todo en ambientes frágiles como los del noroeste argentino, y
si el productor no realiza un manejo con criterio sustentable a la larga este
se va a degradar y por lo tanto va a afectar los rendimientos de los cultivos.
- ¿Cómo fue el trabajo con los productores?
- El trabajo con los productores tiene un enfoque
de grupo, de unidad. Lo hacemos así porque siempre es bueno el intercambio de
experiencia entre ellos y además porque cualquier decisión que tome un
productor, sobre todo estructural, puede llegar a afectar a sus vecinos o los
centros poblados.
En el caso de mi tesis se trabaja con un grupo de
productores que se reúnen una vez por mes. En algunas de esas reuniones
mostramos los resultados obtenidos y propusimos estrategias de manejo.
Para los proyectos de sistematización tratamos de
trabajar a nivel de cuenca obligando al manejo integral de las mismas. Porque
el agua de lluvia en su recorrido no piensa, no sabe, ni entiende las acciones
del hombre que provoca cambios significativos en los caudales de escurrimiento.
- Por un lado advertís sobre las altas tasas de
desmonte, pero por otro lado decías que hay zonas que se siguen incorporando a
la agricultura siendo muy frágiles. ¿Cuál es el rol de los ingenieros agrónomos
en ese caso?
- Actualmente en el NOA la frontera se está
expandiendo hacia al Chaco Semiárido, que tiene precipitaciones menores a 600
mm por año. El principal destino de estas tierras marginales es ganadero. Pero
en algunas zonas se está realizando soja gracias a que muchas empresas
incorporan ingenieros agrónomos a su plantel y aplican nuevas tecnologías como
semillas modificadas genéticamente, la instalación de dispositivos de riego,
entre otras.
Ante una población en crecimiento, necesitamos producir
más alimento e incorporar superficie a la agricultura. Desde ya, la pérdida de
bosque no es buena, pero creo si nosotros como agrónomos empezamos a aplicar
las tecnologías de infraestructura y manejo necesarias, podemos llegar a un
equilibrio sustentable, teniendo en cuenta que la conservación del recurso
suelo exige la implementación de un sistema integrado de técnicas agropecuarias
(siembra directa, rotación y cultivos de cobertura) y estructurales (terrazas y
represas amortiguadoras).
Leí una nota que decía que Santiago del Estero era
la provincia con la mayor tasa de deforestación mundial. La segunda es la
provincia es Salta. En estos focos calientes tenemos que prestar mucha atención
porque, si nos dejamos estar, de acá a 20 años los suelos serán inutilizables
por su alto grado de degradación. Hay que tener en cuenta que el suelo es una
herencia de nuestros hijos; tenemos que cuidarlo para que las generaciones
futuras puedan trabajarlo. Creo que queda más que claro cómo debemos acompañar
los ingenieros agrónomos este proceso.
Fuente: http://mobile.infocampo.com.ar/#/n/82059