Los surcoreanos apuntan a recuperar el territorio perdido con un nuevo equipo sin grandes innovaciones pero que, aseguran, es más confiable que el anterior.
La surcoreana Samsung presentó el nuevo modelo Galaxy S8 con
el cual esperan superar el fiasco de los teléfonos Note 7 que explotaban por
fallas de fabricación y que fueron noticia durante los últimos meses del 2016
por las pérdidas millonarias que le provocó a la empresa (y a esto hay que
sumarle la detención de uno de sus principales directivos). “Hemos aprendido
lecciones importantes. Estamos orgullos de esta nueva era de diseño, una nueva
era de móviles”, declaró DJ Koch, presidente de Samsung Mobile, durante el
estreno que se llevó a cabo en el Lincoln Center de Nueva York (con un evento
simultáneo en Londres).
El nuevo dispositivo –que viene en dos versiones, el S8 más
chico y el S8+ de mayor tamaño- es más grande, la pantalla aún más curvas, el
botón de inicio viene con la pantalla, e incorpora un sensor de huellas con
nuevas funcionalidades. Además, las baterías son (dicen) a prueba de combustión
y consumen menos, declararon, “gracias al procesador más pequeño que hay en el
mercado”. El smartphone puede desbloquearse a través del reconocimiento facial
y con un accesorio puede ser transformado en una PC. El detalle final: trae un
asistente virtual propio, desarrollado por Samsung, llamado Bixby.
No hay, más allá de estos detalles rimbombantes y estéticos,
no hay en el nuevo celular una propuesta disruptiva, ya que han preferido
apoyarse en la confiabilidad. Ninguno de los últimos lanzamientos, cabe
mencionar, han presentado grandes innovaciones: ni Huawei, ni LG ni iPhone.
La batería es similar a la del Note 7 en cuanto a capacidad
(3000 y 3.500 mAh, de acuerdo al modelo), pero con menos consumo gracias a los
chips más pequeños que disipan mejor el calor. Igual esto varía de acuerdo al
mercado: en los Estados Unidos, Japón y China los equipos estarán equipados con
el Snapdragron 835, el desarrollo más avanzado de Qualcomm, mientras que en el
resto de los mercados, incluida la Argentina, el S8 llegará con un procesador
de Samsung, el Exynos 895. Por estas mejoras, la carga rápida permite completar
el 80% de la batería en media hora, y el 40 en 10 minutos sin que el equipo se
sobrecaliente excesivamente, según informó la compañía.
Hay un lector de huellas al lado de la cámara de 12
megapixeles y agregaron el botón “Bixby” (debajo de la tecla que controla el
volumen) para acceder al asistente virtual. Respecto a la pantalla, es la más
grande de todos los equipos Samsung y ocupa toda la cara frontal del teléfono,
ya que han eliminado los bordes laterales. Entonces, la pantalla pasa de las
5,1 pulgadas del S7 a 5,8 con el S8, y de las 5,5 del S7 Edge a las 6,2 del
S8+, y tiene resolución QuadHD de alta definición (2.960 por 1.440 píxeles).
Para los auriculares sigue estando el mini-jack (a
diferencia del último iPhone) y el cargador tiene un conector USB tipo C, que
de a poco se va convirtiendo en el nuevo estándar de la industria. No viene,
tampoco, con cámara dual, como decían los rumores. Si le agregaron un enfoque
automático láser para capturar imágenes a gran velocidad. Lo que sí mejora es
la cámara “selfie”, que ahora alcanza los 8 MP e incluye autofoco. Y no, este
tampoco trae radio FM (porque, como es sabido, las empresas no cobran los datos
por escuchar radio, ¿no?).
Lo que sí es novedoso es el DeX, un dock en el que puede
insertarse el smartphones y que permite que, con un monitor externo, el equipo
se convierta en una PC. La idea no es tan novedosa pero, al parecer, el
funcionamiento de la versión de Samsung es muy correcto. Viene con dos puertos
USB, permite conectarse a Internet a través de un cable Ethernet, incluye
puerto HDMI y reproduce vídeos en 4K.
¿Cuándo llegará a la Argentina? En junio. Precio: $ 20.999
el S8 y $ 23.999 el S8+.
Fuente: AT