El
miércoles 6 de noviembre de 1985, Colombia padecería
una de las páginas más cruentas de su historia reciente. A las 11:40, el Comando Iván Marino Ospina, del Movimiento 19 de abril (M-19), tomó por la fuerza el Palacio de Justicia, donde
funcionaba la Corte Suprema del país, ubicado en el centro de Bogotá. Uno de los tres poderes del Estado era jaqueado por
un grupo guerrillero. La sangre se derramaría durante
las siguientes 28 horas.
El país
sería testigo de escenas desgarradoras. Por televisión se veía a rehenes
desorientados que escapaban del edificio agachando la cabeza por temor a
recibir un disparo. Tanques livianos del Ejército de Colombia atravesaban
puertas y paredes en busca de guerrilleros. Soldados iban y venían con sus
fusiles en alto. La información era casi nula para los colombianos, que debían
descifrar, como podían, qué ocurría en ese edificio gris copado por terroristas.
El episodio contó más de cien muertos entre civiles, empleados del Palacio de Justicia, magistrados, militares y guerrilleros.
Pero a
poco más de 140 kilómetros de allí, en Medellín, alguien
festejaba en silencio. Pablo Emilio Escobar Gaviria se
informaba de los hechos como cualquier colombiano, por televisión. Aunque con
una diferencia: conocía cómo se había gestado esa masacre y cómo terminaría.
Pero también algo más: sabía que cada hora que transcurría lo beneficiaría en
la guerra que llevaba adelante contra el gobierno de Belisario Betancur, presidente de la República y uno de sus
enemigos declarados.
El nombre
del operativo no fue en vano. Fue a Iván Marino a quien
el Cártel de Medellín dio dos millones de dólares para
financiar el ataque. Sin embargo, el jefe guerrillero sería ejecutado por elEjército de Colombia en Cali poco antes de la toma de
la Corte Suprema. Pero Pablo Escobarno
sólo ofreció soporte monetario. "Los líderes del M-19 estuvieron
escondidos en Medellín", reveló a Infobae Jhon Jairo Velásquez, alias "Popeye", uno de los más importantes y cercanos
sicarios del capo narco. "Pablo Escobar los escondió en la
Hacienda Nápoles", añadió.
Popeye memorizó esas tensas horas de
violencia. "Pablo Escobar era amigo del M-19 desde 1981, cuando funda el MAS (Muerte A Secuestradores) el 11 de noviembre después del
secuestro de Martha Nieves Ochoa, la hermana de Jorge Luis Ochoa, miembro del
Cártel de Medellín", recuerda Velásquez. Quienes
capturaron a la joven eran los guerrilleros del M-19, contra quienes el jefe
narco comandaría una guerra total en las calles de Medellín.
"Llegan a un acuerdo de entregar a Martha Nieves ya no por los
cinco millones de dólares que pedían antes, sino por cien mil dólares en Panamá",
indicó el ex sicario, quien se encuentra libre luego de purgar varios años en
prisión.
Pero Escobar, lejos de intentar destruir por completo a la
agrupación armada, vio en ella una "amistad" por conveniencia, una
oportunidad de conseguir aún más poder. Sería el M-19 el que lo
llevaría a Panamá luego del asesinato del ex ministro de Justicia Rodrigo Lara
Bonilla el 30 de abril de 1984. Y también el que le presentaría a Gabriel
García Márquez. Obligaciones, favores y placeres de la vida de un narco.
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"Había tres planes. El A) era debatir la extradición para tumbarla
con el presidente Belisario Betancur. El plan B) era quemar los expedientes. Y
el C) era golpear al Gobierno porque era enemigo de Pablo Escobar",
recuerda Velásquez en diálogo con Infobae. "Era quien lo perseguía",
agregó. Sin embargo, según confió Popeye, la relación
entre Escobar yBetancur no siempre
fue mala. Ambos compartían la misma ciudad natal, Antioquia.
Se conocían mucho. Incluso, hay quienes afirman que parte de la campaña del ex
mandatario había sido solventada por el Cártel de Medellín.
"Cinco millones de dólares" es lo que le habría dado su
coterráneo, según el ex "justiciero" del capo.
Sin
embargo, un nombramiento de Betancur en el Poder Judicial sería tomado por el
hombre de Medellín como una traición por parte del antioqueño. Rodrigo Lara Bonilla se convertiría en una
pesadilla para Escobar. Era la mano derecha de Luis Carlos Galán, quien
expulsó a "El Patrón" del partido Nuevo Liberalismo. Ambos serían
asesinados por el cártel.
"Cuando Luis Galán se entera de que Pablo Escobar es
narcotraficante, él mismo viene a la ciudad de Medellín, y en el Parque Berrío
–que es emblemático– expulsa a Pablo Escobar del Nuevo Liberalismo. Y después,
cuando Belisario Betancur toma el poder, nombra de ministro de Justicia a un
importante miembro del Nuevo Liberalismo. O sea que estaba ahí representado
Luis Carlos Galán", resume "Popeye".
Escobar le declaró entonces la guerra a Betancur y vio en la toma del Palacio de Justicia una forma de debilitar su
gobierno. Darle un golpe mortal. Decidió, pues, alentar la idea
del M-19. El 7 de noviembre de 1985, se discutirían en la Corte
Suprema los pedidos de extradición a los Estados Unidos, el tema que más
preocupaba a los capos narcos. Por lo tanto, la fecha escogida por los
guerrilleros era inmejorable para los planes del jefe del Cártel de Medellín. Los alentó, les dio armas, refugio, logística y dos millones de
dólares para que atacaran.
"El M-19 entró con todo, no hubo miembros del Cártel de Medellín"
en el operativo, confirma "Popeye". "'El Patrón' sabía que eso era
una ratonera y que una vez que entraran allí, los iban a matar",
resumió el sicario. El cálculo hecho por "el hijo de Antioquía" era perfecto. La
incursión armada en el Palacio de Justicia se
traduciría en una ganancia absoluta para el capo. "Pablo
Escobar gana con la muerte de los magistrados, Pablo Escobar gana con la quema
de los expedientes, Pablo Escobar gana al golpear a Belisario. Pablo Escobar
fue el único ganador de esa toma", sentencia Velásquez.
Sin
embargo, Escobar había advertido a los guerrilleros del M-19 de que atacar
el Palacio de Justicia era un acto suicida. Les recomendó irrumpir en el
Senado, lo que provocaría una conmoción política mayor que obligaría a Betancur
a sentarse a negociar. "El Presidente no va a pelear
por la Justicia", los advirtió Escobar. "Era mucho más fijo que Belisario Betancur no dejaría que el
Ejército atacara el Senado de la República porque allí está toda la clase
política del país: senadores, amigos de la bancada... lo iba a llamar toda la
oposición, todo el mundo para que no dejara masacrar los senadores ahí",
describió "Popeye".
Pese a la
opinión de Escobar, las milicias se negaron a cambiar su objetivo. Explicaron
su postura y convencieron a su patrocinador. Era demasiado tarde para un
cambio. Ideado y comandado por Luis Otero Cifuentes, el
edificio elegido ya había sido intervenido por el M-19 desde hacía meses.
"Tenemos infiltrada la cafetería de la Corte Suprema",
le confiaron. Además, pesó el temario que tocaría el tribunal supremo al día
siguiente. Escobar no tuvo más remedio que esperar que la mecha se encendiera.
Ese día,
el mayor narcotraficante de la historia de Colombia estuvo
tranquilo. Las emociones no lo invadieron pese a que conocía cuál sería el
desenlace: una matanza del M-19. A pesar de esas previsibles e
inevitables bajas, él tenía todo para ganar. Desde la Hacienda Nápoles, monitoreó los trágicos sucesos como
cualquier colombiano: desde su televisor. "Él sabía que desde que llegó la
retoma –que fue rapidísima– estaban muertos. Perdidos. Pero fue allí cuando
empezaba a ganar. Sabía que apenas empezaran a matar dentro del Palacio de
Justicia, iban a matar al presidente de la Corte Suprema (Alfonso Reyes
Echandía), iban a matar a la mayoría de los magistrados, titulares, auxiliares",
indicó su sicario.
Así
sucedió. En total fueron nueve los jueces asesinados durante el operativo
guerrillero. Apenas cuatro sobrevivieron a la lluvia de fuego a la que fue
sometido el edificio. En la hora del ataque se calcula que en su interior había
500 personas, entre trabajadores y público.
Horas
después de la violenta irrupción, Reyes Echandía llamó por teléfono a Betancur, quien se negó a atenderlo.
En su lugar, el Presidente ordenó a Víctor Delgado Mallarino –jefe
de la Policía Nacional y amigo personal del magistrado– que hablara con el
máximo representante de la Justicia colombiana. Delgado Mallarino escuchó
del otro lado de la línea: "Víctor, tú no puedes permitir
que nos maten, por favor da la orden de cese del fuego", fue la
súplica que Reyes Echandía hizo desde el despacho a su amigo a
pedido de los guerrilleros, que se sabían rodeados y sin posibilidad de escape.
Cercados,
los guerrilleros se recluyeron junto a sus rehenes en el cuarto piso del
edificio, desde donde se realizaron llamadas dramáticas a los canales de
televisión para rogarle a Betancur un cese
del fuego. Tras la declaración de Reyes Echandía, uno de
los guerrilleros le sustrajo el teléfono para hablar con el periodista, en
vivo: "Habla Alfonso Jacquin, el segundo al mando del operativo. El
presidente de la República no le ha pasado el teléfono al presidente de la
Corte y se van a morir. El Ejército entró con sus tanques, están sonando los
tiros. Cuando entren a este piso, nos morimos todos. Sépanlo". Así
fue. El pronóstico hecho por Escobar al M-19 había sido certero: "Si ustedes se meten al palacio de una, Belisario los va a atacar,
porque la Corte Suprema de Justicia de un país a un presidente no le importa ni
cinco".
"La cosa fue de locos; sangrienta", rememora "Popeye". "Pero Pablo Escobar ya era un
ganador. Ardieron los expedientes. Eso retardaba todas las extradiciones. Y
Pablo Escobar sabía que la guerra era contra la extradición. Y el enemigo era
la extradición", añadió. El capo narco sabía que si era trasladado
a una cárcel de los Estados Unidos nunca regresaría a
su Antioquia natal y por eso fue el único ganador del
ataque del 6 de noviembre.
Hace dos
años, en una entrevista al canal Caracol, Betancur pidió perdón al pueblo colombiano por su
actuación durante el feroz ataque. "Hoy en día todavía está
sufriendo Belisario –que ya está viejito– por la toma del Palacio de Justicia",
concluye Velásquez. Escobar, en cambio, festejó en Nápoles el
operativo del M-19 y durante los años siguientes acrecentaría la guerra
intestina que desangró a Colombia hasta incluso después de su muerte. El capo
narco nunca pidió perdón. Ni se arrepintió de sus crímenes.
Fuente: http://www.infobae.com/2015/11/06/1767618-a-30-anos-pablo-escobar-y-la-historia-detras-la-toma-del-palacio-justicia-colombia