La ceremonia del Corpus Christi, que se llevó a cabo frente
a la Iglesia Catedral, congregó a fieles y autoridades eclesiásticas y
políticas provinciales que manifestaron su devoción por Jesús, la Virgen de la
Merced y la imagen de Nuestra Señora de Fátima, al cumplirse 100 años de su
aparición. Entre los presentes, estuvo el gobernador, Juan Manzur, acompañado
por su esposa y funcionarios del gabinete provincial.
Manzur dijo que, como gobernador de todos los Tucumanos, acompaña
a la Iglesia Católica “en esta festividad tan importante, renovando la fe y la
esperanza, y pidiéndole a Dios que ayude a Tucumán a salir adelante. Que nos
cuide la salud, que nos de fuerzas, sabiduría e inteligencia para hacer lo mejor
para todos”.
El gobernador explicó que el Corpus Christi “renueva la fe
en un futuro mejor y eso se observa en la devoción de toda la gente que vino a
escuchar las palabras de los sacerdotes. Esto sirve para que la sociedad reflexione
para hacer una comunidad que incluya, que sea más justa y equitativa”.
La misa oficiada por el arzobispo de la provincia, monseñor
Alfredo Zecca, contó con la participación de los integrantes de la comunidad
eclesiástica tucumana, representantes de instituciones educativas y fieles que
acompañaron la festividad, bajo el lema Con Jesús Eucaristía vida digna para
todos.
“En Corpus Christi conmemoramos la presencia real de
Jesucristo en la Eucaristía… donde se hace presente el sacrificio del Señor en la
Cruz y por eso en la oración le pedimos que nos permita poder beneficiarnos de
los frutos de su redención”, explicó Zecca.
El Arzobispo señaló que “el Señor se convierte en un vínculo
de unidad. Nosotros, aun siendo muchos, somos un sólo cuerpo porque todos
participamos del único pan. En la tradición de la Iglesia, la Eucaristía es el
sacramento de la unidad. La unión íntima del género humano consigo y con Dios.
No podemos ceder nunca a la tentación de la división”.
Declaró que Cristo es dignidad para todos nosotros. “Hablamos
de dignidad humana. Todo hombre es digno porque es hecho a imagen y semejanza
de Dios. Todos tenemos una común unidad y los derechos humanos nos hacen cada
día más conscientes de que no se puede nunca atropellar esa dignidad porque al
hacerlo, estamos atropellando al mismo Dios”, expresó.
Fuente: Abogados Tucumán