Antonia Albarracín es de Río Chico, en Concepción, y hasta
hace unos meses no podía hablar, respirar con normalidad, ni comer. Ella tenía
una destrucción total de la tráquea cervical y la única posibilidad de superar
esta dificultad era someterse a una traqueotomía en forma definitiva. Sin
embargo, una inédita intervención realizada por profesionales del Hospital
Centro de Salud le cambió la vida: reconstruyeron su tráquea con una impresora
3D.
“Lo que hicimos fue crear una tráquea con una impresora 3D
con un material biodegradable y la implantamos a nivel del cuello”, detalló el
jefe del Servicio de Cirugía del hospital, Guillermo Stock, sobre esta cirugía,
única en el país.
El procedimiento, según contó el médico, consistió en la
reconstrucción de la vía aérea dejándola estable. “Después de la implantación
de la tráquea, se la limpiaba rutinariamente porque adentro quedó piel para
revestir la prótesis. Ahora, desde hace aproximadamente seis meses, ella está
estable”.
Según cuenta Antonia, el logro de los médicos significó un
cambio trascendental en su vida. Ella tiene tres hijos varones de 25, 23 y 21
años y antes de la cirugía estaba imposibilitada de llevar una vida normal con
ellos: “Ahora que estoy mejor me gusta ir a ayudar en la cocina y la limpieza
de la escuela de la zona. También voy a gimnasia, me gusta la aeróbica y me
pone feliz poder hacerla como antes de enfermarme. Ahora puedo volver a tener
preparada la comida para mis hijos”.
Con respecto al proceso quirúrgico, el traumatólogo del
Centro de Salud José Urpi indicó que parte de una imagen virtual del órgano a
reemplazar y que se trabaja con un software especial para hacer el diseño y
darle forma con una impresora tridimensional. “Este es el primer caso y es una
solución para la gente; abre un nuevo camino para este tipo de patologías”.
El calvario de Antonia, relata su mamá, Norma Albarracín,
comenzó con una peritonitis: “Cuando la operaron ya tenía gangrena intestinal y
septicemia, y había tenido un paro respiratorio de diez minutos y lograron
salvarla”. Luego de un mes, la paciente se recuperó: “Ni los doctores podían
creerlo, – dice Norma – Tuve que enseñarle a caminar y a hablar. Desde
Concepción vinimos a la capital buscando una esperanza para mi hija y, gracias
a los médicos, ella salió adelante. Ahora come, habla bien, camina y puede
atender a sus hijos”.
Fuente: Abogados Tucumán