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“PUEDO EMPEZAR EL DUELO, PABLO MURIÓ”

“PUEDO EMPEZAR EL DUELO, PABLO MURIÓ”

Jorge Luis Borges, que confesó el crimen del profesor de tenis, fue condenado a cumplir una sentencia de 24 años en la cárcel El sentenciado pidió perdón a la familia por haberle truncado la vida al joven. Conmovedora historia familiar.

 

Pablo Alberto Aiziczon se murió ayer. Aunque los dos disparos y el golpe en la cabeza que le quitaron la respiración fueron ejecutados en marzo de 2011, la larga agonía se extendió hasta que un tribunal condenó a Jorge Luis Borges a 24 años de prisión por el homicidio simple, en tanto que su concubina, Linda Vanesa Martínez, que llegó al juicio acusada de encubrimiento, fue absuelta por el Tribunal.


“Recién ahora Pablo podrá descansar en paz. Lo dejemos al ‘Flaco’ que se vaya; nos queda el recuerdo del tipazo que fue”, dijo entre lágrimas Paola Aiziczon, la hermana del profesor de tenis.


El largo derrotero había comenzado el mediodía del lunes 21 de marzo de 2011. Aiziczon había estado tomando un café con su hermano Fernando, y luego llamó a su mamá para avisarle que iba a almorzar en su casa. Susana Napadensky sacó una carne de la heladera, la mechó, la puso en la asadera con rodajas de papas y prendió el horno. Aprovechó y le hizo las torrejas de banana que tanto le gustaban a su hijo. Hacía tres meses que Susana había enviudado, y no era extraño que Pablo decidiera visitarla a última hora para que almorzaran juntos.


Después de las 14, Aiziczon debía estar en la sede de la Unidad Sionista, en Yerba Buena, donde dictaba clases de tenis. Terminó la carne al horno, subió a su habitación y prendió la computadora. Aunque llevaba varios meses conviviendo con Virginia Marcolongo, conservaba su dormitorio en la casa paterna. “¡No vas a comer las torrejas!”, le gritó su madre. “Dejalas para cuando vuelva”, le respondió Pablo. El plato quedó intacto, sin que nadie lo comiera. Susana nunca más volvió a hacer las torrejas de banana.


El contacto

Mientras tanto, en una casa del pasaje Ignacio Baz al 4.400 (a la altura de Corrientes al 4.400), Borges se conectaba al chat “Tucumanos” del programa “Mirc”. Quería buscar clientes para su concubina, Linda Vanesa Martínez, quien estaba cerca de terminar un curso como masajista. Aiziczon fue el primer y único hombre que la mujer atendió. La conversación entre el profesor de tenis y Borges comenzó a las 13.44. Aiziczon se había conectado usando el nickname “Nacho Greeny” y se contactó con “masajes relax descont Kary”. Acordaron encontrarse a las 14.20 en la casa del pasaje Baz. Para llegar, le indicaron que tenía que ir por avenida Belgrano y doblar a la altura de un conocido restaurante de pastas. Antes de partir Aiziczon pidió un número de teléfono celular para confirmar la cita. Le pasaron el que pertenecía a Borges, y el llamado lo atendió Martínez. Entre el momento en el que se concertó la cita y la llegada a la casa de Borges y Martínez, Fernando le envió un mensaje de texto a Pablo diciéndole que no se apurara en ir a Unidad Sionista porque todas las canchas estaban ocupadas.


El profesor de tenis le respondió que aprovecharía para llevar el auto al taller mecánico. Algo similar le comunicó al alumno que debía encontrarse con él esa tarde. Fueron los últimos contactos que tuvo con sus allegados.


El crimen

Martínez recibió a Aiziczon y lo hizo pasar al dormitorio. Estaba haciéndole masajes cuando Borges, según la declaración que dieron los dos acusados, escuchó a su concubina decir “no, qué hacés”. Entró y vio al profesor de tenis en la cama, en ropa interior, y a su mujer. Fue cuando se desencadenó la tragedia.


No quedó claro cómo ocurrió el crimen. Los camaristas Eduardo Romero Lascano,Juana Juárez y Pedro Roldán Vázquez consideraron que no se probó que haya habido alevosía, como había acusado el fiscal Carlos Sale.


Aiziczon recibió primero un duro golpe en la cabeza, probablemente con el arma que tenía Borges. Inmediatamente sucedieron los dos disparos. Uno le atravesó la mano derecha, ingresando por el dorso. Tal vez en una reacción defensiva, sabiendo del ataque que se venía, explicó el juez Roldán Vázquez. En la misma secuencia vino el segundo tiro, que entró por la espalda y salió por el pecho.


Cuando declaró en la Fiscalía de Instrucción, Borges había asegurado que realizó un solo disparo, que había sido accidental, y que estaba perdido por la situación.


La defensora oficial Rosa Nosetti había pedido que el caso encuadrara en la hipótesis del homicidio en estado de emoción violenta. Pero los jueces no dieron crédito a esta posibilidad: Borges estaba consciente de sus actos cuando disparó contra el profesor de tenis.


El encubrimiento

Dos días tardaron en encontrar el cuerpo de Aiziczon. Borges lo había envuelto con una media sombra y una colcha, y lo había ubicado en el asiento trasero del Suzuki Swift del profesor de tenis. El vehículo fue abandonado en una calle del barrio Horco Molle, en Yerba Buena, el lunes 21 de marzo de 2011 a la noche. Al día siguiente, al saber que aún no lo habían hallado, el homicida fue hasta el lugar con un bidón de nafta y trató de prenderle fuego.


Al hacerlo se produjo quemaduras, que fueron detectadas por los médicos de la Policía cuando lo detuvieron el jueves siguiente. El incendio del vehículo se había apagado a los pocos minutos de que lo encendieran, por la falta de oxígeno.


Borges no se percató de que las llamas no se extenderían en el interior del auto, que tenía las ventanillas cerradas.


En la vivienda, en tanto, Martínez lavó el piso. En el fondo de la propiedad quemaron la mochila de Aiziczon, y en la habitación pusieron durlock en las paredes para tapar las salpicaduras de sangre.


También arrancaron la madera de la prefabricada en la que habían quedado las balas, según consideraron los peritos. A Borges y a Martínez los detuvieron cuando estaban sacando un placard que también tenía sangre de la víctima.


Cuál fue el papel que cumplió Martínez en el encubrimiento del crimen no interesó a los jueces. Al ser concubina de Borges, estaba alcanzada por los eximentes de responsabilidad que establece el Código Penal para estos casos.


Tampoco se probó que haya obtenido algún beneficio económico, como alguna supuesta venta de las pertenencias del profesor de tenis. Por ello la mujer fue absuelta, tal como había pedido la defensora oficial Marta Contreras Cuenca.


El perdón

Aunque Borges ya había confesado en la instrucción que había sido el autor del homicidio, ayer se lo dijo a la familia de Aiziczon. “Soy el único responsable de lo que pasó”, afirmó, mirando a los jueces, pero con la madre, los hermanos y la novia del profesor de tenis atrás.


“Les pido disculpas. Nada de lo que haga les devolverá a Pablo. Él tenía un proyecto de vida, cosas que quería hacer, y se los quité”, dijo, antes de que el tribunal ingresara a deliberar.


Si Borges hubiera girado su cabeza hacia la izquierda, habría encontrado los ojos de Susana que lo miraban fijo. Y si le pedía perdón de frente, la mujer estaba dispuesta a decirle que lo ha perdonado. 

“No siento odio. No los odio. ¿Quién soy yo para no perdonarlos? Lo que quería era que mi hijo tenga un juicio justo. Ahora puedo empezar mi duelo, Pablo se murió hoy”, expresó la madre del profesor de tenis.


Y se marchó por última vez de los tribunales penales, ese edificio que recorrió todas las semanas desde que mataron a su hijo hasta conseguir que haya una sentencia. Y que Pablo descanse en paz.


 

Pablo Aiziczon fue asesinado en marzo de 2011,

Jorge Luis Borges confesó ser el autor del crimen y fue condenado a 24 años de prisión.

Linda Vanesa Martínez, que llegó acusada de encubrimiento, fue absuelta por el Tribunal.



Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/660822/policiales/puedo-empezar-duelo-pablo-murio-afirmo-madre-aiziczon-tras-escuchar-condena.html