En 2013 un equipo de investigadores de la Universidad de
Stanford, publicó un trabajo en la prestigiosa revista `Neuron´ donde
identifican una zona del cerebro (la “corteza cingulada anterior”, ubicada
aproximadamente 5 centímetros detrás de la nariz) como la zona responsable, o
la que induce en nosotros la fuerte voluntad de perseverar frente a los
obstáculos que se nos presentan.
Trabajos previos ya habían identificado ese espacio cerebral
como la zona que se involucra cuando hay cambios de comportamiento, o cuando se
necesita decidir por los caminos a elegir para lograr un objetivo específico.
Partiendo que la gran mayoría de los seres humanos tienen
buenas intenciones y propósitos acerca de sí mismos y el entorno inmediato,
¿qué es lo que determina que, por más voluntad que se ponga, puede llegar un
momento donde flaquean?
El acto de la fuerza de voluntad humana está relacionado con
una energía mental que permite sostener el control, como si fuese un
controlador de vuelo de un avión que mantiene el rumbo hacia la meta deseada.
Sin embargo, como el ser humano no es una máquina infalible,
el involucramiento de las emociones hace que se pierda el auto control, y así
pueda aparecer la desesperanza y las dudas acerca del propio potencial.
Independientemente de los objetivos que se plantee una
persona, siempre existe la posibilidad de estimular la voluntad.
Algo frecuente es confundirla con las ganas, como si la
voluntad fuese su sinónimo. Sin embargo, el tema es más complejo. Seguramente
muchos habrán experimentado tener ganas de lograr determinadas metas, y, sin
embargo, no contar con la voluntad suficiente para alcanzarla. Un ejemplo
concreto son las dietas, o iniciar un programa de ejercicios en forma regular:
se abandona al poco tiempo. .
La voluntad es auto determinada
La fuerza de voluntad es intransferible; por lo tanto, se
sostiene en laauto determinación de cada persona, que necesariamente debe
involucrarse por completo en pos del objetivo.
El miedo a lo desconocido y lo incierto del resultado final
es lo que deja en una incómoda zona cómoda a la gran mayoría.
Tener determinación, firmeza y persistencia, son tres de las
características comunes a las personas que cuentan con la voluntad de su parte,
para llevar adelante incluso los desafíos aparentemente inalcanzables. Se
conocen ejemplos de todo tipo: personas amputadas que corren maratones,
guitarristas de elite sin manos, pintores que hacen arte con su boca o pies, y
quienes lo han perdido todo por algún episodio desafortunado, y se han rearmado
por completo en poco tiempo. Esto es poner la voluntad al servicio de la vida y
seguir adelante.
Lo contrario es en lo que cae más del 95% de las personas,
que es la inacción, la queja y la victimización. Por eso no logran resultados.
13 rasgos de las personas con mucha fuerza de voluntad
Se conocen en profundidad. Las personas que bucean en su
interior tienen más chances de ejercitar y dominar su voluntad.
Saben diferenciar esfuerzo y sacrificio. Aprendieron a
dosifican su energía para tenerla más disponible para persistir hacia sus
grandes metas.
Analizan sus fortalezas y debilidades. Así saben por dónde
seguir mejorando paso a paso.
No se quejan. Toman acción permanente. La queja es una
completa pérdida de tiempo.
Se rodean de personas que los apoyen. Dejan pasar a aquellos
que nos permiten avanzar, y no se quedan amarrados en quienes los limitan.
Se despojan de la aprobación de los demás. Van por su
camino, comparten con el entorno; pero no buscan agradarle a todo el mundo.
Esto se llama libertad.
Se plantean objetivos bien específicos. No van con vueltas.
Definen un camino con un punto de partida, una llegada, y el paso a paso en la
línea de tiempo con pequeñas acciones hacia el gran final.
Se alientan entre ellos: no son egoístas. Disfrutan de los
logros ajenos.
Tienen mayor conciencia de los riesgos, y se preparan
especialmente para afrontarlos. Dejan de lado el miedo y el temor, para
reconvertirlos en coraje y valentía. Y, esencialmente, se perdonan los errores
y los convierten automáticamente en aprendizaje. No es que no los sienten: los
transforman en algo positivo.
Aprovechan su tiempo. Son organizados y productivos. No
desperdician su energía en conversaciones o hechos intrascendentes.
Mantienen silencio sobre sus grandes objetivos. Comparten
con muy pocas personas, como una forma de auto preservarse
Tienen motivación autónoma. No buscan que los otros le den
palabras de aliento, aunque las reciben gustosos si llegan.
Se dan una recompensa ante cada mínimo logro. Desde un
obsequio, comer algo delicioso, darse un gusto, un baño de inmersión, o
dedicarse tiempo especial a solas: todo vale para incentivar el sentido de
logro. Es un premio sencillo, para reforzar su voluntad.
Y tú ¿te reconoces en estos rasgos de voluntad? ¿Cuáles
puedes desarrollar aún más?
Daniel Colombo
Coach especializado en alta gerencia y profesionales;
conferencista internacional; escritor y comunicador profesional
Fuente: AT