La norma dará estabilidad fiscal
a distintas industrias entre 2020 y 2030. Además, promoverá su desarrollo
interno. Fechas y expectativas por delante.
La ley de promoción de la
economía del conocimiento comenzó a ser tratada en Diputados. Luego de que
ingresara el jueves de la semana pasada por mesa de entradas, este martes se
inició su discusión en la comisión de Comunicaciones e Informática, a cargo de Juan
Brügge. La norma, que prevé impulsar a diversas áreas de este sector más allá
del software, significará para el Estado resignar recursos por $10.000
millones.
Ese monto, sin embargo, no
contempla lo que el sector podría generar entre 2020 y 2030, el lapso durante
el que se extenderán los beneficios fiscales. Y que, en la visión de los
actores del sector privado, podría ser muchas veces superior.
Lo cierto es que esta norma busca
mejorar los beneficios que, desde 2004 y hasta finales de este 2019, gozó el
sector del software y de los servicios informáticos, que permitió pasar de una
industria de 5.000 empleados a más de 100.000 en estos 15 años.
Sin olvidar lo que ocurrió en
materia de exportación, que prácticamente creció 10 veces: de unos u$s 200
millones en ese entonces, a u$s1.700 millones en 2018, de acuerdo a datos del
Instituto de Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador, en base a
cifras del INDEC.
Pero esta norma es mucho más
amplia. Abarca a sectores en pleno desarrollo, como los de la internet de las
cosas (IoT) y la inteligencia artificial, la nanotecnología y la biotecnología,
las comunicaciones audiovisuales y los satélites, la impresión 3D y el big
data. El software también, claro está.
Este martes se iniciaron las
primeras ruedas informativas, que se mantendrán durante los próximos días. La
intención es que el proyecto se apruebe cuanto antes pues no sólo cuenta con la
firma de los integrantes de los bloques sino porque hay consenso sobre su
aprobación.
Sin embargo, el texto no logrará
llegar al recinto en la próxima sesión, prevista para el 24 de abril. Y hay
intención de que ocurra una vez que se defina una nueva fecha parlamentaria, aunque
hasta ahora no estaría claro cuándo sería. En la industria cruzan los dedos
porque esta norma avance sin demasiados contratiempos en año electoral.
Los beneficios que prevé la ley
de economía del conocimiento van desde estabilidad fiscal hasta contribuciones
patronales. Y se prevén, asimismo, incentivos adicionales por única vez, tal
como está expresado en este artículo.
Los servicios basados en el conocimiento son la cuarta generadora de divisas del país. En 2018 alcanzaron los u$s 5.900 millones, experimentando una caída de 7,8% respecto de lo ocurrido en 2017, retroceso motivado principalmente por la devaluación.
Fuente: Iprofesional