El sedentarismo es el principal
responsable de los niveles de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y
adolescentes. Para prevenirlo, las carteras nacionales de Salud y Educación
implementan la Guía de Estándares de Entornos Escolares Saludables, presentada
semanas atrás por el secretario Adolfo Rubinstein.
El secretario de Gobierno de
Salud, Adolfo Rubinstein, señaló que sólo 1 de cada 5 niños y adolescentes
cubren la recomendación de actividad física diaria y sostuvo que “el esfuerzo
que hagamos hoy es para que generaciones de chicos no vean hipotecado su futuro
con las graves consecuencias de salud, pero también económicas, que traen
consigo el sobrepeso y la obesidad”.
Para prevenir esta situación y
promover el desarrollo de estrategias que faciliten la práctica de actividad
física y regule las barreras existentes para su realización en las escuelas,
los ministerios nacionales de Salud y Desarrollo Social y de Educación,
Cultura, Ciencia y Tecnología implementan la Guía de Estándares de Entornos
Escolares Saludables – aprobada por Resolución 564/2019– que incluye
recomendaciones para regular entornos escolares en materia de alimentación
saludable y actividad física.
Según datos del Ministerio de
Salud y Desarrollo Social de la Nación, el 80 por ciento de los adolescentes de
entre 13 y 15 años no alcanza a cubrir las recomendaciones diarias en cuanto a
la práctica de actividad física requerida, y más del 50 por ciento de ellos
pasa más de tres horas en estado sedentario, además del tiempo que pasa en la
escuela con jornadas preponderantemente sedentes.
En este sentido, la Guía de
Entornos Escolares, es una herramienta que promueve el alcance de la
recomendación mundial que establece que niños, niñas y adolescentes realicen 60
minutos de actividad física diaria, de intensidad moderada o vigorosa, para lo
cual es necesario generar un entorno escolar físicamente activo.
En ese marco, propone garantizar
la cantidad y calidad de actividad física con un enfoque inclusivo de la
temática, garantizar idealmente 3 clases de educación física por semana y la
promoción de otras actividades curriculares, extra-curriculares y
extraescolares que alienten al movimiento.
Además, se busca fomentar la
formación docente, así como garantizar las instalaciones, el equipamiento y los
recursos para alcanzar el desarrollo de actividad física de calidad. El
documento, a su vez, desalienta el requerimiento de apto físico, que funciona
como barrera para que los niños, niñas y adolescentes practiquen actividad
física en el entorno escolar.
“Con este documento de consenso
buscamos, por un lado, desestimular la práctica de pedir un apto físico escolar
cuando no existe evidencia científica y al no haber un marco regulatorio que
establezca pautas claras, la solicitud de apto físico es muy heterogénea y en
algunas jurisdicciones se solicitan evaluaciones de especialistas y estudios
que carecen de fundamentación”, explicó la directora nacional de Promoción de la
Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Verónica Schoj.
En este sentido, en el marco del
Plan Nacional de Prevención del sobrepeso y la obesidad en niños, niñas y
adolescentes, Salud, Educación y distintas asociaciones científicas, académicas
y de la sociedad civil están elaborando un documento de consenso para
desestimular el apto físico y promover la práctica de actividad física en todos
los niños, niñas y adolescentes y aconsejar el control integral de salud.
El consenso recomienda no exigir,
desde la escuela, un apto físico como condición para que los niños, niñas y
adolescentes participen de la clase de educación física, dado que el mismo
carece de evidencia científica de respaldo, no previene ni detecta precozmente
riesgo de eventos súbitos, funciona como un falso reaseguro de control de salud
de los niños y ninguna institución internacional lo recomienda. Lo que sucede
en la práctica es que la exigencia del apto físico que muchos niños tardan en
conseguir, obstaculiza el derecho que niños, niñas y adolescentes tienen de
practicar actividad física.
Asimismo, promover la aplicación
de la Ley 26.835 de Promoción y Capacitación en las técnicas de reanimación
cardiopulmonar básicas en los establecimientos escolares y la aplicación de la
Ley 27.159 “Muerte Súbita. Sistema de Prevención Integral” es más propicio a la
hora de prevenir accidentes o complicaciones.
Por su parte, la coordinadora del
Programa Nacional de Lucha contra el Sedentarismo, Gabriela De Roia, reforzó el
concepto al considerar que “la idea es cambiar el paradigma: todo niño puede y
debe hacer actividad física en la escuela, en su hogar y en los momentos de
tiempo libre, salvo que el médico limite o contraindique de manera transitoria
o permanente la práctica”.
En tanto, la directora nacional
de Maternidad, Infancia y Adolescencia, Diana Fariña, sostuvo que “la actividad
física reporta beneficios fundamentales para la salud de niñas, niños y
adolescentes y se asocia con una mejor aptitud física, un peso adecuado, un
perfil de riesgo favorable para prevenir enfermedades cardiovasculares y
metabólicas, una mejor salud ósea y un mejor estado anímico”, dijo y añadió
“los individuos con niveles más altos de actividad física tienen una menor
prevalencia de trastornos emocionales y psicológicos. Aún aquellos niños con
problemas crónicos de salud (como sobrepeso, obesidad, hipertensión arterial o
diabetes, entre otras) también se benefician con la inclusión de actividad
física como parte del tratamiento y resulta fundamental que la practiquen”.
Las referentes técnicas de la
secretaría de Salud recomendaron a su vez el control integral de salud
periódico en niños, niñas y adolescentes con el objetivo de acompañar el
proceso de crecimiento y desarrollo y extender una constancia médica para presentar
en la escuela únicamente en los casos que se presenten condiciones detectadas a
partir del control integral de salud.
En ese marco, coincidieron, la
escuela cumple un rol fundamental en la promoción de la actividad física y en
la reducción del comportamiento sedentario prolongado. Desde esta perspectiva,
la salud no es ajena a la escuela, sino que es parte de ella. Las instituciones
educativas son en sí mismas espacios en los que se construye la salud. Por eso
estas iniciativas de establecer políticas públicas intersectoriales entre
Educación y Salud son indispensables para la protección de los derechos en la
niñez y adolescencia.
Fuente: argentina.gob.ar