Permite producir prótesis,
objetos domésticos y hasta dispositivos que se emplean en las centrales
eléctricas.
Tycho Brahe, el más famoso
astrónomo de la era anterior a los telescopios, hubiera tenido a su alcance las
impresoras 3D que se fabricarían más de cuatro siglos después de su muerte,
quizá no hubiera tenido que convivir con una prótesis de oro que lo acompañó 35
años desde que mantuvo un famoso duelo (dicen que por asuntos matemáticos) que
reemplazaba parte de su nariz. En estos días, se hubiera topado con el trabajo
de Rodrigo Salazar Gamarra, que diseña diversas prótesis faciales y las imprime
con impresoras 3D a bajo costo, en lo que se presenta como un giro en las
tradiciones protésicas en términos de facilidad, dinero y efectividad.
Poco preocupado por la astronomía
y los duelos posmedievales de Brahe, Salazar Gamarra -que hoy tiene 31 años- es
un cirujano odontológico peruano elegido por el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (el célebre MIT) como "Innovador humanitario para América
Latina 2018"
"Nuestra línea de trabajo es
generar prótesis faciales 3D para pacientes oncológicos, para quienes han
sufrido un accidente o tienen un problema de nacimiento. La recuperación es en
veinticuatro horas por medio de prótesis que se hacen con teléfonos celulares,
softwares gratuitos e impresoras 3D relativamente baratas (cuestan de 700 a
3000 dólares)", dice. Y explica que, a diferencia de la manera tradicional
de generar ese tipo de prótesis (con un molde que invade vías aéreas, que
confecciona una escultura con cera o masa para modelar y después pintar, con lo
invasivo que suele resultar), "tomamos fotos con un celular en una
secuencia de un minuto y luego las fotos se suben a un programa de código
abierto y gratuito, tras lo cual se construye un modelo 3D. Una vez que tenemos
este diseño pasamos a materializarlas con impresión 3D y con distintos
materiales"
Salazar Gamarra articuló su
trabajo en equipo a través de una ONG llamada Más Identidad, originalmente
instalada en Brasil, desde donde ha crecido hacia otros siete países, y ya hay
cincuenta pacientes con ese tipo de innovador sustituto facial. El concepto de
identidad, señala, es importante, porque tener el rostro desfigurado complica
muchísimo la vida social y hasta genera daños psicológicos. "La
incapacidad de hablar, de respirar, de oír, incluso de sentir zonas del rostro
y perder los sentidos, lengua, dientes, es grave. Te ves al espejo y no te
reconocés. Por eso lo de la identidad tiene que ser manejado por un equipo
especializado", dice.
Tecnología disruptiva
Más allá de este caso particular,
el uso del 3D como elemento de innovación para la salud está cambiando la forma
en que se entienden procesos y cómo se asignan recursos para la recuperación de
la calidad de vida del paciente. "Las tecnologías han evolucionado mucho,
evitan que se gaste mucho tiempo y permiten aumentar la precisión en la toma de
decisiones casi sin necesidad de intervención humana. La industria y los
profesionales deben estar listos para el cambio", señala.
El trabajo de Salazar Gamarra
tiene cierto parecido con el del argentino Gino Tubaro -que no casualmente
obtuvo similar galardón del MIT- para manos de chicos que sufrieron amputaciones
y que, al no poder pagar las carísimas prótesis tradicionales, reciben con
gusto miembros inspirados en superhéroes. En ese sentido, la promesa de la
impresión 3D es reducir costos innecesarios. Más en estos casos, en los que hay
un fin social además de exploratorio de la herramienta.
Pero no solo para la salud se usa
esta técnica de manera creciente, sino también para la vida cotidiana (un vaso,
un bol de determinado tamaño) y para la producción industrial, tal como explica
Jorge Leporati, coordinador del Laboratorio de Manufactura Digital del ITBA,
que cuenta con varias impresoras 3D: "Hemos tenido casos de consultas de
automotrices que necesitan 250 ejemplares de un tipo de pieza de un día para el
otro para generar un producto final. Es mejor hacerlo con impresoras 3D porque
no hay que invertir en matricería (generar matrices y prototipos). La pieza
aparece y es idéntica a la verdadera, con una máquina que tenemos en el ITBA,
que imprime 360 mil colores con siete millones de gotas de material".
Partes de repuesto
Identidad. Un giro de 180
grados
Para fabricar una prótesis en 3D
se toman fotos con un celular, se suben a un programa de código abierto y
gratuito, se construye un modelo 3D y se imprime.
Medicina. Más rápido y
económico
Aunque en gran parte todavía es
materia de aficionados, la tecnología 3D anticipa grandes cambios: es más
rápida y precisa, y casi no exige intervención humana
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/salud/impresion-3d-ya-se-aplica-en-la-medicina-en-la-vida-cotidiana-y-hasta-en-la-energia-nuclear-nid2249505