La Cámara del Trabajo revocó una
sentencia que no reconocía el vínculo laboral entre el demandante -quien
prestaba servicios como iluminador en los espectáculos musicales- y el grupo
"Las Pelotas". Los magistrados se basaron en la presunción que emana
del artículo 23 de la Ley de Contrato de Trabajo.
La Sala V de la Cámara Nacional
de Apelaciones del Trabajo revocó la sentencia de grado y condenó a los
integrantes del grupo musical "Las Pelotas" a abonar a un ex
iluminador de la banda una indemnización por despido. La sentencia se dictó en
la causa "Estévez, Pablo Adrián c/
Las Pelotas y otros s/ Despido”
El Tribunal, integrado por los
camaristas Enrique Néstor Arias Gibert y Beatriz E. Ferdman, hizo lugar al
recurso interpuesto por Estevez, representado por la abogada Laura Paulauskas,
cuestionando la interpretación que se efectuó de los hechos y la evaluación que
se realizó de las pruebas. Especialmente el hecho de que el juez de grado no
reconoció la existencia de un vínculo laboral dependiente entre las partes,
sino que por el contrario entendió que Estevez era un "empresario"
que ponía su trabajo y los elementos de iluminación
El recurrente invocó la
presunción que emana del artículo 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, y afirmó
los testimonios vertidos en autos que reconocen que prestó servicios en forma
continuada como iluminador del grupo musical “Las Pelotas”.
Las Pelotas reconoció que
contrató los servicios profesionales del actor como iluminador en los
espectáculos musicales que desarrolla profesionalmente; pero explicó que la
parte actora “pretende transformar una prestación de servicios profesionales en
una relación de trabajo por tiempo indeterminado” y que en todo momento el
actor prestó servicios independientes como iluminador y en forma autónoma y
esporádica, exclusivamente para las presentaciones del grupo.
Los jueces que componen el
Tribunal evaluaron que de la prueba
documental presentada - la que incluía tapa y contratapas de los discos del
grupo conformado por ex integrantes de la banda "Sumo" -surge que el
actor figuraba en el staff del grupo como “operador de luces” y que concurría a
los eventos musicales donde debía desarrollar su labor, y que la tarea del actor se desarrolló de
manera continuada en la parte técnica de iluminación de los eventos musicales
donde se presentaba el conjunto artístico.
“Todos estos elementos ponen en
evidencia la subordinación jerárquica a la que se encontraba sujeta el
reclamante. Resulta relevante en el caso también, y favorable a la postura del
actor, la forma en que percibía su contraprestación, la que estaba conformada
por una suma fija mensual. En concreto, el accionante no podía usar ni disponer
de los servicios por él producidos, sino que obtenía una remuneración a cambio
de su actividad. Todo ello demuestra acabadamente la subordinación económica
del demandante respecto de la reclamada” afirmaron los magistrados.
El Tribunal consideró que “la
circunstancia de que en el sub lite el actor preste un servicio profesional habilita
la presunción del art. 23 R.C.T. y ello así porque la ley no distingue al
respecto, pero fundamentalmente porque no se dan circunstancias especiales para
apartarse de tal premisa, toda vez que el trabajador no realizaba los
espectáculos a favor de espectadores propios, ni surge que poseyera una
organización propia, y su nivel remuneratorio no se corresponde con el de un
técnico que pueda negociar sus propias condiciones en un pie de igualdad con el
empresario con el que acuerda el servicio”.
Sobre las indemnizaciones a
percibir, los magistrados citaron que “prosperarán entonces, las
indemnizaciones previstas por los arts. 232, 233 y 245, R.C.T., salarios de
julio 2012, SAC y vacaciones proporcionales 2012, cuyo pago en legal tiempo y
forma no surge acreditado en autos”, dando como resultado final un total a
pagar a la parte actora de $118.579,94.
Fuente: https://www.diariojudicial.com/nota/83781/laboral/las-pelotas-que-no-hay-vinculo.html