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Dañar los derechos del consumidor es moneda corriente

Dañar los derechos del consumidor es moneda corriente

Todo comenzó días atrás, precisamente el 10 de julio del 2019, cuando el fueguino Luis Blanco falleció de un paro cardíaco en el Aeroparque Jorge Newbery. A pesar de la gravedad del asunto, ni la Aerolínea, ni las autoridades de Aeroparque informaron de lo sucedido ni emitieron algún comunicado.

Luis murió luego de pasar un momento desagradable en sala de embarque previo al abordaje de un vuelo con Aerolíneas Argentinas.

Allí, una persona del área de check-in les comunica a Luis y a su esposa que ese vuelo se había reprogramado y salía a las 01:45.

Rato más tarde, cuando suben a la sala de embarque, les dicen que ese vuelo estaba cerrado y ya no había posibilidades de subir al avión y le ofrecen un vuelvo que salía a las 4 de la mañana, pero con un recargo de $6.500 cada uno.

Ante esto, los pasajeros reclaman  que la persona que dio mal la información se hiciera presente para hacerse cargo ya que había dado una mal información del horario del vuelvo. Además solicita una constancia para justificar la inasistencia en su trabajo, porque no iba a llegar al horario estipulado, esto es negado por la Aerolínea, argumentando que “no era un problema de ellos”

Luis se descompuso e inmediatamente se dirige a la sala médica que está en Aeroparque. Al rato, su esposa es informada que había sufrido un infarto y lo estaban reanimando, minutos después fallece.

Aerolíneas Argentinas, admite que se haría cargo “por gentileza” de los gastos del traslado del fallecido a su ciudad natal.

Tomás Vega Holzwarth, abogado especialista en defensa del consumidor, reflexionó al respecto y sostuvo que ha llegado el momento de marcar límites a las grandes corporaciones que hacen y deshacen lo que quieren, cuando quieren y no les importa ni la ley, ni el consumidor ni mucho menos la justicia. Aquí está la clave del daño punitivo. Que el privado controle al privado y pueda curarse nuestro mercado con la intervención activa de los ciudadanos.

El abogado sostiene que Luis fue víctima de un sistema perverso en donde las personas dejan de ser personas y se transforman en números de una planilla Excel: “Lo más triste es que todo pudo ser evitado. La empresa violó el deber de información, la empresa violó el trato digno, pero por sobre todas las cosas la empresa violó la buena fe que debe guiar cualquier relación de consumo”

El tobogán emocional que experimenta el frustrado consumidor argentino podría resumirse en un primer estadio que comienza con bronca y enojo para luego terminar en decepción, en impotencia y finalmente en resignación, concluyó.



Fuente: http://abogadostucuman.com/