La Universidad de Buenos Aires
patentó un método para analizar niveles de cortisol a partir del cabello. Sus
ventajas.
El estrés tiene cada vez más
incidencia en todo el globo. Con niveles que pueden ir de moderados a severos,
un 44% de las personas aseguran que sus niveles de estrés han aumentado a lo
largo de los últimos cinco a siete años. Preocupaciones acerca del dinero, el
trabajo y la economía están al tope de las fuentes más citadas como estresores.
El temor a perder el trabajo está incrementándose en diversos países, y aún
cuando en la Argentina no hay estadísticas recientes al respecto, el país se
ubica dentro de estos parámetros generales.
Un estudio realizado por la
Asociación de Psicólogos de los Estados Unidos (APA) muestra, incluso, que
hasta el estrés infantil está subiendo: al menos un tercio de los niños
sometidos a un estudio sobre el tema informaron haber experimentado síntomas de
estrés con manifestaciones físicas como cefaleas, dolores de estómago o
problemas para conciliar el sueño.
En la Argentina, la crisis socio
económica actual acentúa tales síntomas y tales incidencias. Pero un grupo de
investigadores argentinos que trabajan en la Facultad de Farmacia y Bioquímica
de la Universidad de Buenos Aires (FfyB-UBA), liderados por Bibiana Fabre,
investigadora y además jefa asistencial del Laboratorio de Endocrinología del
Hospital de Clínicas “José de San Martín” desarrollaron “el primer
procedimiento que permite la medición del cortisol en cabello en un sistema
automatizado, de bajo costo, preciso y que permite procesar un gran número de
muestras en un corto intervalo de tiempo”. El método ya fue patentado por la
Universidad de Buenos Aires.
¿Qué es el cortisol y como se
venía midiendo hasta ahora? Es una hormona sintetizada a partir del colesterol
en las glándulas suprarrenales (ubicadas en la parte superior de cada riñón) y
cuyos niveles, en casos de estrés crónico, están aumentados. Suele liberarse en
el organismo como respuesta a situaciones como despertarse por la mañana, hacer
ejercicio y, sobre todo estrés, ya sea agudo como crónico. El cortisol es
conocido por su acción en la respuesta ante situaciones de “lucha o huida” y el
aumento temporal de la producción de energía.
El punto es que en otras épocas,
la necesidad de luchar o huir se activaban en los seres humanos frente a
peligros concretos como ser atacados por un animal o una tribu rival. Hoy la tensión
ya no suele surgir como respuesta a un riesgo de muerte inminente sino a
situaciones que ponen a la persona en una situación de ansiedad límite: perder
el trabajo, la muerte de un ser querido, un divorcio, deudas e inestabilidad
financiera, miedo a quedar desempleado, incluso mudarse de casa. Los factores
pueden ser muchos y, los efectos del exceso de cortisol, muy serios.
Por qué medirlo. El estrés no es
algo simple, y aunque muchos médicos lo dejan pasar como algo casi banal, que
en algún momento se irá, puede provocar serios problemas en la salud y por eso
es que es importante verificar si, efectiva y objetivamente, una persona está
bajo estrés y en qué medida la afecta. “Contar con un biomarcador adecuado para
evaluar estrés crónico es muy importante, en vista del aumento en los niveles
de este tipo de estrés en la población, y su asociación con diferentes
enfermedades tales como infarto agudo de miocardio, obesidad y cáncer”, explica
Bibiana Fabre. En sus estudios, la especialista y sus colaboradores hallaron
indicios de que en pacientes con enfermedad cardiovascular el nivel de cortisol
en el organismo puede ser predictor de un infarto agudo de miocardio.
Hasta ahora, la manera de medir
los niveles de cortisol consistían básicamente en análisis hechos sobre sangre,
saliva y orina: pero esos métodos muestran qué valores de estrés tienen las
personas en el momento mismo en el que están siendo estudiadas. El método
trabajado por Fabre y equipo y patentado por la UBA tiene la ventaja de mostrar
qué sucedió con los niveles de cortisol a lo largo de los tres últimos meses a
partir de la toma de muestra del cabello de la persona a estudiar.
“El cortisol se acumula en el
cabello y como éste crece a razón de un centímetro por mes, lo que hacemos es
cortar pequeños mechones de pelo situados en vértex posterior, bien al ras del
cuero cabelludo -describe Fabre-. Tomamos la muestra en esa zona porque allí
cabello se encuentra en un momento de crecimiento. Lo que se somete a análisis
son 50 miligramos de cabello: se lo corta en trocitos pequeños, se los coloca
en solvente metanol y entonces es factible extraer el cortisol de la muestra.
Cuando el solvente se evapora llevamos la muestra al auto analizador, que es
una máquina accesible en cualquier laboratorio de endocrinología”.
Fuente: https://noticias.perfil.com/2019/08/06/descubrimiento-argentino-como-medir-el-estres/