Hoy terminó el juicio por los abusos sexuales
a chicos hipoacúsicos en el Instituto Antonio Próvolo de Mendoza. El Tribunal
integrado por los jueces Carlos Díaz, Mauricio Juan y Aníbal Crivelli condenó a
los curas Horacio Corbacho y Nicola Corradi a penas de 45 y 42 años.
Los
curas Horacio Corbacho (59) y Aníbal Crivelli (83), del Instituto Antonio
Próvolo de Mendoza, fueron sentenciados a 45 y 42 años de cárcel,
respectivamente, por abuso sexual.
Corbacho fue condenado por abuso
simple y con acceso carnal agravados por su rol de encargado de sus víctimas y
por ser ministro de culto. Corradi por haber sido autor y coautor de los
hechos.
Además, el jardinero Armando Gómez
(57) fue sentenciado a 18 años de prisión. El fiscal Alejandro Iturbide tuvo en
cuenta atenuantes como que es una persona analfabeta e influenciable. Durante
los alegatos había pedido 45 años para Gómez.
El número de abusos espanta y
habla de una sistematización perversa: el
juicio tuvo 28 casos. Los imputados fueron acusados por los delitos de “abuso
sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente
con menores, en concurso real con corrupción de menores”.
La mayor parte de la instrucción
estuvo a cargo del fiscal Gustavo Stroppiana, que imputó a Corbacho por 16
hechos de abuso, de los cuales ocho son por abuso sexual agravado con acceso
carnal (violaciones); y a Corradi y a Gómez por seis hechos de abuso sexual a
cada uno. Otra de las acusaciones
formales restantes es por corrupción de menores: obligarlos a ver videos y
revistas porno.
El monaguillo Jorge Bordón, de 51
años, fue el primer condenado por los abusos del Próvolo: confesó en septiembre
del año pasado durante un juicio abreviado ser autor de 11 abusos y deberá
cumplir diez años de prisión. En la causa ya fue sobreseído y declarado
“inimputable” por el Cuerpo Médico Forense Luis Ojeda, de 41 años.
Todas las denuncias contra los
curas y contra los empleados del Próvolo provienen de ex alumnos del instituto,
quienes dijeron haber tenido entre 5 y 16 años al momento en que se produjeron
los ataques. El Arzobispado, que se había mantenido en silencio durante el
proceso, difundió el día del comienzo del juicio un comunicado:
“La Iglesia de Mendoza toda quiere
transmitir, una vez más, su solidaridad y cercanía a quienes han denunciado
haber sufrido las más aberrantes vejaciones. Lo que han relatado estas personas
ha horrorizado, y con razón, a toda la sociedad mendocina. Así lo hemos
experimentado en nuestras comunidades cristianas. Los pastores, los consagrados
y los laicos de esta Iglesia diocesana nos hemos sentido desconcertados y
dolidos ante estos hechos. Creemos que la acción de la justicia es
imprescindible para esclarecerlos, establecer las responsabilidades y las
sanciones que correspondan.
Por esta razón hemos procurado que
nuestros pronunciamientos respecto de la causa y los hechos que se investigan
sean respetuosos de los procedimientos y tiempos de la justicia de Mendoza.
Como parte de este pueblo mendocino, queremos verdad y justicia, y ponemos en
las manos del Dios, ‘fuente de toda razón y justicia’, el trabajo de quienes
tienen la tarea de impartirla”.
Durante el juicio las escalinatas
de los tribunales estuvieron colmadas de manifestantes, en su mayoría del
Colectivo por la Restitución de Derechos a Sobrevivientes del Próvolo, que el
primer día del proceso leyeron un comunicado en apoyo a las personas dañadas
por la maquinaria de abusos de esta Institución:
“Observamos cómo la Iglesia
Católica ha sostenido económicamente la defensa de los acusados. La no entrega
de los resultados de la investigación canónica de los enviados del Vaticano,
Dante Simón y Alberto Bochatey, es una clara muestra de ocultamiento y burla
hacia el sistema judicial y la sociedad en su conjunto”.
Los tres acusados se negaron a
declarar y a dar sus últimas palabras al ingresar a la sala de audiencias.
Fuente: http://cosecharoja.org/provolo-condenaron-mas-de-40-anos-los-curas-abusadores/