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Bioética en donación y trasplante de órganos vitales. Una visión desde la epidemiología social

Bioética en donación y trasplante de órganos vitales. Una visión desde la epidemiología social

Resumen

El trabajo desarrolla una mirada sobre los datos estadísticos relacionados con la donación y la práctica del trasplante en todo el territorio nacional desde una perspectiva epidemiológica con el objeto de emitir un juicio bioético acerca de todas las variables de la práctica. La bioética prioriza las conductas sustentadas sobre la justicia, como el modo más cabal de respetar los derechos humanos de las personas. Esa justicia no puede ser tal si no está sostenida por la igualdad y la equidad. Faltando estas dos cualidades, no puede hablarse de un sistema de trasplante de órganos equitativo y menos aún justo.

Introducción

El trasplante como problema tiene facetas que la ética marca como los mayores entre tres principios a considerar en esta práctica: el de autonomía en la donación y el de justicia en el trasplante del órgano. Éticamente hablando, consideramos que el beneficio no está en discusión, al menos en Argentina, donde en general los resultados de estas intervenciones se comparan favorablemente con los mejores de cualquier otro lugar del mundo.

Nos detendremos en la cuestión de la justicia desde el supuesto que la misma es una condición social basada en la igualdad. Y que debe ser puesta en práctica políticamente como justicia conmutativa para conservarla y como justicia distributiva para restablecerla.

Al tratar el tema de la justicia en relación con la práctica de los trasplantes nos atendremos a datos oficiales. Realizaremos una valoración ética y las correspondientes propuestas conceptuales y empíricas para superar la brecha entre los datos y el ejercicio pleno de la ética que consideramos deseable y alcanzable en el país. Frecuentemente recurriremos a daos oficiales de los años 2009 y 2016. La persistencia de la caracterización de la situación argentina en ese lapso de varios años, prueba la condición estructural de los rasgos de inequidad encontrados.

Con este marco, concluiremos sobre el grado de libertad (1) en la donación y la equidad del trasplante. Libertad y equidad que son condiciones centrales en la discusión ética acerca del respeto a la dignidad de las personas.

La justicia

El tema de la justicia ha sido tratado en toda la historia de la ética. Para Aristóteles es su pivote fundamental y, por consiguiente lo es para la política. La justicia es para Aristóteles la vigencia del bien común construido entre todos los que habitan la polis, como un estado de equilibrio (2), de armonía, que para los griegos significaba que cada uno ocupara su lugar signado por la physis en la polis.No hacerlo, provocaba la hybris y, más aún, el caos universal.

Ya para Aristóteles la clave de la justicia es la igualdad, que en la práctica es reemplazada por la equidad que la supone. Este concepto refiere a las diferencias que debe considerarse a la hora de administrar justicia. Como todos los habitantes de la polis no eran esencialmente iguales, el mejor juez era el equitativo, es decir, el que igualaba teniendo en cuenta las diferencias al distribuir los bienes, dones, ganancias, honores, reconocimientos y compensaciones de los daños. « La equidad consiste en que los que son iguales tengan lo mismo» (Aristóteles cap.10).

La diferencia para Aristóteles era esencial. No podía ignorarse al requerir a un humano ser virtuoso. No todo ser vivo tenía la capacidad de desarrollar la virtud. Por consiguiente, el que era más virtuoso y humano merecía más que el que no lo era. Más allá de la cosmovisión desde donde Aristóteles interpretaba la relación de la justicia con la igualdad, esta relación sigue vigente. ¿Qué es lo que ha cambiado? Aunque nuestra concepción de la justicia sigue siendo en muchos casos meritocrática (3) e incluso destinal como presumía Aristóteles, en ciertas circunstancias nuestro concepto de igualdad ha cambiado en tanto aceptamos a la dignidad humana como su medida: todos somos dignos en igual manera (4). La medida de la igualdad o desigualdad no es lo que se tiene (razón, riqueza, alcurnia, color de piel, sexo, género, educación, fuerza, salud). Podemos entonces traducir el « Todos los seres humanos son iguales en dignidad», por Todo ser humano, por serlo, debe ser respetado como tal, respetada su vida, su salud, su trabajo, su futuro; en síntesis debe ser respetado su derecho a una vida buena (5).

Una de las funciones de quienes administran justicia es repartir los bienes en una sociedad. Si es entre desiguales, la justicia se piensa en su función distributiva. Si consideramos que los órganos a trasplantar son bienes a distribuir, debemos repensar el concepto de equidad.¿Es la salud un bien a repartir? Puede pensarse como tal y muy especialmente cuando, como en la cuestión de los trasplantes, el órgano simboliza un bien, es decir algo fácilmente objetivable, manipulable, disponible y rivalizable (6). Precisamente en Argentina, donde hay gran aceptación del trasplante, por lo menos desde el punto de vista médico, ese bien es un bien escaso y su « distribución» genera problemas de justicia. Si bien hallamos en la bibliografía multitud de discusiones sobre problemas morales y éticos en relación a la donación, procuración y trasplante de órganos, referidos al donante, receptor e institución responsable, sólo hemos encontrado un trabajo preliminar donde se discute la equidad en trasplantes de órganos en un sistema de salud universal como es el argentino (Borini 2012/2015).



Fuente: https://aldiaargentina.microjuris.com/2019/12/18/bioetica-en-donacion-y-trasplante-de-organos-vitales-una-vision-desde-la-epidemiologia-social/?fbclid=IwAR3EiHIX08jUIgJG4MoAIGkoE-uk9HS6JhjLCNs17PjUHFFKz-8B1iu-498