De repente, parece que se han puesto de acuerdo. Las Naciones Unidas reconoció hace unas semanas que había recomendado a sus miembros no utilizar el popular servicio de mensajería WhatsApp por posible robo de información. Ahora, es el gobierno de Trump el que ha cuestionado el sistema de cifrado de la aplicación.
A principios de
enero, un portavoz de la ONU adelantó la tormenta perfecta: un servicio
perteneciente a una multinacional y unas dudas al respecto. Lo consiguió. Por
motivos de seguridad, el protocolo del organismo fue que evitaran el
intercambio de mensajes a través de la aplicación propiedad de Facebook. Una
plataforma muy extendida, que llega a más de 2.000 millones de usuarios
registrados, con lo que ello supone. Porque no siempre la tecnología más
avanzada ha sido la que se ha posicionado en el mercado. Ha sido su uso lo que
en realidad ha conquistado a las masas.
En WhatsApp ha
sucedido tres cuartos de lo mismo: como tus amigos están ahí, pues te ves
obligado a estar presente también. Estar fuera del circuito provoca el
oscurantismo, no estar al tanto de tu grupo cercano. Poco tentador en los
tiempos que corren. A raíz del «hackeo» al teléfono móvil de Jeff Bezos,
fundador y líder de Amazon, a través de un supuesto mensaje en vídeo recibido a
su teléfono, organismos internacionales han traccionado para cuestionar a la
plataforma. Los funcionarios de la ONU, desde este año, no pueden utilizar este
servicio por razones de seguridad. Se teme posibles intervenciones en sus
comunicaciones digitales y, por tanto, que se robe información sensible.
En su lugar,
recomienda el uso de Signal, considerada por muchos expertos como una
aplicación de mensajería más segura. Según la consultora AppAnnie, Signal
ha crecido exponencialmente en los últimos meses, aunque todavía muy lejos de
los primeros puestos de las listas de descargas. La aplicación se creó en 2013
por un grupo de activistas de privacidad y ha sido bendecida incluso por el analista
de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, que la recomienda en
sus intervenciones.
El sistema de
cifrado implantado por servicios como Signal o el propio WhatsApp permite que
los mensajes se mantengan privados excepto del destinatario. En cambio,
Telegram, de procedencia rusa, ha empañado su imagen pública al asociarse como
la herramienta que utilizan grupos yihadistas para comunicarse y, por
supuesto, por las dudas en las relaciones con los poderes fácticos de Rusia.
Según han declarado recientemente fuentes de WhatsApp, el servicio ofrece «uno
de los mayores niveles de seguridad de la industria» y «todos los mensajes
están protegidos con cifrado de extremo a extremo».
Fuente: https://www.abc.es/tecnologia/consultorio/abci-dejar-usar-whatsapp-202002261448_noticia.html