En conmemoración del Día Internacional por los
Derechos de las Mujeres, Diario Judicial te cuenta la historia de María
Angélica Barreda, la primera abogada argentina. Su lucha para lograr la
matriculación. Los argumentos de la Suprema Corte ante el pedido.
María Angélica Barreda fue la primera abogada
de Argentina y para poder matricularse debió librar una larga batalla judicial.
Su caso llegó a la Suprema Corte bonaerense donde, con voto dividido, le otorgó
el permiso para poder litigar y ejercer su profesión.
Barreda nació en La Plata en 15 de mayo de
1887 y se graduó, con honores, como abogada de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata en 1909. Si bien
pudo matricularse sin problemas en Capital Federal, su pedido fue denegado en
la provincia de Buenos Aires, motivo por el cuál decidió elevar el reclamo ante
el Máximo Tribunal.
Finalmente, la Corte, con solo un voto en
disidencia, falló a favor de la letrada y el 10 de junio de 1910 la convocó a
prestar juramento en el mismo lugar donde 100 años antes lo habían hecho los
miembros de la Primera Junta. De esta manera, Barreda se convirtió en la
primera mujer abogada del país.
Durante sus años de ejercicio participó de
manera activa por la igualdad en la Asociación Universitarias Argentinas,
fundada por Cecilia Grierson, la primera mujer médica de Argentina, y fue Jefa
de Asuntos Legales de la Dirección de Escuelas de la Provincias.
Una de las personas que más se opuso a la
matriculación de la joven letrada fue Manuel Escobar, Procurador de la
provincia y miembro de la Corte. En su dictamen expresó: "Nuestra
legislación no es feminista y está en pugna con las aspiraciones de la
recurrente. (…) la inscripción de este diploma importa echar por tierra todos
los principios legales consagrados por el Estado argentino y la organización
actual de la familia, en la cual tiene asignada la mujer la función más noble y
trascendental”.
La respuesta de Barreda fue contundente y en
una carpeta con más de 18 fojas sostuvo que "el dictamen denegatorio de mi
solicitud ha demostrado que aún subsisten espíritus prevenidos al surgimiento
de la mujer, la que reclama con su trabajo y sus necesidades un puesto de
acción en la sociedad que le permita la subsistencia honrada, sin dependencias
absurdas dignas de una época para siempre pasada”.
“Algunas personas piensan que conferir el
diploma de abogado a la mujer no significa crear la mujer abogado sino la mujer
hombre, absurdo ante el cual se detienen como ante un sacrilegio demoledor. Ese
criterio corriente o más bien vulgar es el que seguramente ha inspirado aquella
frase cómoda del Sr. Procurador de que se echaría por tierra toda nuestra
legislación con este permiso", agregó la abogada.
Durante sus años de ejercicio participó de
manera activa por la igualdad en la Asociación Universitarias Argentinas,
fundada por Cecilia Grierson, la primera mujer médica de Argentina, y fue Jefa
de Asuntos Legales de la Dirección de Escuelas de la Provincias.
Fuente: https://www.diariojudicial.com/