Estamos en una situación de emergencia muy
grave a nivel mundial, por lo que las medidas de contención son necesarias para
evitar la transmisión del COVID-9. Por lo tanto, ahora más que nunca, es
necesario un alto compromiso de la población con estas medidas de quedarse en
casa, higiene de manos y distanciamiento social.
Toda esta situación hace que nuestras
emociones estén a flor de piel y utilicemos la comida como válvula de escape.
¿Quién no ha comido en algún momento por
aburrimiento, tristeza, enojo o ansiedad?
La relación personal con la comida está
condicionada por las emociones desde los primeros momentos de vida. Al mamar,
el bebé recibe alimento, placer y cariño. El problema surge cuando en edades
tempranas se empieza a relacionar la comida con algún castigo o premio, es
decir, con algún conflicto emocional vivido en esa época. Eso hace que se
utilice la comida como ansiolítico emocional.
Las emociones vividas nos empujan a comer en
exceso o todo lo contrario si no se hace una buena gestión y se toma conciencia
de ellas. Hoy quiero hablarte de las emociones que te inducen a comer por
hambre emocional y no hambre física.
Por tanto, lo importante es tomar conciencia
de qué emoción se siente en ese momento y en qué parte del cuerpo se siente.
En este sentido, vamos a hacer una prueba.
Relaja el cuerpo y descansa tu atención sobre la respiración, nota como tu
vientre se expande y se relaja con la inhalación y exhalación. Es una buena
manera de empezar a bajar la intensidad emocional.
Y ahora te invito que traigas a tu mente el
recuerdo de alguna situación en la que comiste más de lo que deseabas o
necesitabas y que, posteriormente, surgiera un pensamiento de culpabilidad.
Recuerda en qué lugar estabas, si estabas sentada comiendo o de pie, que hora
era, si estabas acompañada o no. ¿Cómo fue el momento en el que sentiste
hambre? ¿Recuerdas que comiste?
Recuerda nuevamente la escena, pero esta vez
céntrate en las sensaciones físicas, observa qué sientes y donde los sientes.
En la escala del 0 al 10 ¿cuál es la intensidad de tu malestar?
Observa las sensaciones si son agradables,
desagradables… ¿Qué surge en tu conciencia en este momento? ¿Puedes notar algún
sentimiento de culpabilidad, rechazo, enfado hacia ti mismo/a?
Observa desde cuando tienes ese sentimiento de
culpabilidad, quizás te viene a la mente alguna situación, persona en concreto,
un gesto, una frase…obsérvalo sin analizar, sin juicios, solo déjalo salir.
Piensa en qué emociones están presentes, si
aumentan de intensidad o se diluyen en el tiempo, te invito a que te des amabilidad
y bondad, expande esta sensación por todo tu cuerpo, acompáñalo con la
respiración que es un ancla en el momento presente.
Una vez hecho la reflexión- meditación
anterior aconsejo que registres en tu diario de emociones qué ha surgido (antes
y después de las comidas), te ayudará a conocerte cada vez más y tomar
conciencia si estas comiendo para tapar alguna emoción o si comes con hambre
real.
Fuente: http://lasaludyusted.com/articles/41/como-gestionar-el-hambre-emocional-en-cuarentena?ref=slide