La celiaquía es una enfermedad inmunológica cuya base es la intolerancia irreversible y permanente del gluten, una fracción de proteínas presente en cereales como el trigo, cebada, centeno y algunos híbridos como el triticale y kamut (de consumo excepcional en España) y, probablemente, la avena, entre otros.
Esta intolerancia genera una inflamación, lesión y atrofia
de las vellosidades del intestino delgado, encargadas de absorber nutrientes.
De esta forma, conlleva a una difícil absorción de los mismos, con los
consiguientes déficits nutricionales y problemas asociados, como anemia,
malnutrición, retraso en el crecimiento, hipertrofia muscular…
La única solución es el seguimiento de una dieta libre en
gluten (DLG) de por vida, teniendo presente que la celiaquía es una enfermedad
crónica.
Según la European Society for Paediatric Gastroenterology
Hepatology and Nutrition (ESPGHAN), esta enfermedad se caracteriza por los
siguientes parámetros:
-Manifestaciones clínicas derivadas de la ingesta de gluten
y otras proteínas similares (prolaminas).
-Presencia de anticuerpos específicos en la sangre:
antitransglutaminasa tisular (ATGt-2), antiendomisio (EMA) y antigliadina
deamidada (DGP).
-La existencia en el genoma del individuo de HLA (antígeno
leucocitario humano) tipo DQ2 y DQ8.
-Enteropatía (estudio histológico), ya sean por síntomas
digestivos o por la afectación intestinal anatomopatológica.
Las proteínas que se encuentran en el trigo, se pueden
clasificar en cuatro fracciones: albúminas, globulinas, gliadinas y gluteínas.
Estas dos últimas, son las prolaminas, las cuales son homólogas a las de
centeno (secalina), cebada (hordeína) y avena (aveína).
Por eso, se puede englobar en el concepto de gluten a todas
las prolaminas, que se caracterizan por tener residuos de prolina y glutamina,
los cuales estimulan la respuesta inmune en pacientes celiacos. El resto de
componentes de trigo (albúminas y globulinas), como pueden ser el salvado, el
germen o el almidón, pueden ser extraídos y utilizados para la elaboración de
productos sin gluten.
A pesar de que se incluye la avena dentro de los cereales
que desencadenan dicha respuesta, existen personas con celiaquía que parecen
tolerarla, por lo que continúa investigándose la toxicidad de dicho cereal.
La OMS define factor de riesgo como cualquier rasgo,
característica o exposición de un individuo que aumente su probabilidad de
sufrir una enfermedad o lesión.
Al estudiar la enfermedad celiaca, se comprueba que la
genética es el mayor factor de riesgo en la aparición de este trastorno, siendo
una combinación de varios agentes la que desencadena la aparición de la
enfermedad.
En primer lugar, los factores inmunológicos relacionados con
la pérdida de función de la mucosa intestinal. También se encuentra la
predisposición genética, ya que se trata de una enfermedad asociada a
determinados anticuerpos (antigliadina, antiendomisio y antitransglutaminasa)
de una forma más general, y de una forma más específica y sensible, asociada a
factores genéticos (HLA DQ2/DQ8).
También están los factores ambientales: infección
gastrointestinal, embarazo, uso de antibióticos, enfermedad diarreica
concomitante, exposición al gluten, estrés… Pueden desencadenar la exposición
de la enfermedad.
Algunos autores señalan que la ausencia de la lactancia
materna, la inclusión demasiado temprana de los cereales con gluten en la dieta
en personas predispuestas y una ingesta elevada de alimentos que contengan
gluten son factores de riesgo para desarrollar EC.
Fuente: http://lasaludyusted.com/articles/51/la-genetica-el-mayor-factor-de-riesgo-para-la-celiaquia?ref=slide