La sargento Rossana Gutiérrez fue asaltada en la
noche del 14 de febrero. Perdió siete dientes por el ataque. No lo contó antes
por temor a represalias.
“Ahora tengo miedo hasta de salir a comprar el
pan”, admitió, angustiada, Rossana Gutiérrez. Ella es policía, pero su
condición de sargento de la fuerza no la salvó de ser víctima de la inseguridad
que azota a las calles tucumanas. Hace 20 días fue brutalmente asaltada en
Ejército del Norte al 400. Como consecuencia del violento ataque sufrió la
fractura de su mandíbula y la pérdida de siete dientes.
Durante estas tres semanas, no quiso hacer público
su caso por temor a represalias, pero se cansó de guardar silencio y de ver que
sus vecinos sean víctimas, al igual que ella, de frecuentes de robos y
arrebatos.
Ataque
Eran las 23 del domingo 14 de febrero, la sargento
ayudante en Seguridad Deportiva del departamento de Operaciones de la Policía
de Tucumán regresaba de trabajar. Vestía el uniforme de servicio -camisa blanca
y pantalones azules- portaba su arma reglamentaria entre la ropa y llevaba una
cartera, la que minutos después le sería arrebatada.
Llegó a su casa en taxi. Se bajó frente a su domicilio
en Ejército del Norte al 400; cruzó la avenida y al subir a la vereda fue
sorprendida por un delincuente que la tomó por detrás y, sin mediar palabras,
le apoyó un arma blanca en la espalda. Ella llegó a verle el rostro mientras el
delincuente luchaba por cortarle la tira de la cartera con el elemento filoso
que la mujer no pudo divisar.
La sargento de 48 años gritó y forcejeó con el
delincuente, pero la fuerza del sujeto la venció. “Me quitó la cartera y me
empujó contra el suelo. Caí de rodillas y mi rostro pegó contra el concreto de
una casilla de gas. El ladrón aprovechó eso y me propinó un golpe seco en la
cabeza para que mi boca vuelva a pegar contra el concreto”, relató, con
impotencia. Inmediatamente, el arrebatador salió corriendo hacia calle San
Juan, donde lo esperaba su cómplice en una moto.
Según contaron algunos testigos, los asaltantes se
dieron a la fuga por San Juan hacia el este. La mujer quedó desorientada por el
golpe recibido y demoró varios segundos en ponerse de pie. Su rostro estaba
ensangrentado. Había perdido varios dientes. Sentía mucho dolor. En esas
condiciones salió corriendo detrás del atacante. Mientras avanzaba intentó
empuñar su arma, pero no podía sacarla de entre su ropa.
“Todo fue muy rápido. Si yo hubiera tenido tiempo
de remontar mi arma le habría disparado”, reconoció.
“Estoy segura que el ladrón se dio cuenta en medio
del asalto que era policía y por eso me atacó tan violentamente”, relató
Gutiérrez.
Minutos después, un móvil de la Policía Vial, que
circulaba por avenida Ejército del Norte, la trasladó al Hospital Padilla.
Allí, los médicos la atendieron rápidamente y le informaron que el golpe le
había causado una fractura maxilofacial y la pérdida de siete piezas dentales.
Sin ayuda
“Lo que le pasó mi madre fue muy grave y no
recibimos ningún llamado del Ministerio de Seguridad. Mi madre se sintió
desprotegida”, contó Cristian Páez Gutiérrez, hijo de la sargento.
“Nunca pensé que me pasaría esto. Siento
impotencia. Sobreponerme será muy difícil para mí, que soy viuda y tengo cinco
hijos”, expresó, atribulada.
Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/673634/policiales/le-rompieron-mandibula-policia-durante-arrebato.html