Ruth Bader Ginsburg, la magistrada de la Corte Suprema
de los Estados Unidos murió el viernes a los 87 años por complicaciones de un
cáncer que padecía. Según el comunicado oficial, la jueza falleció
"rodeada por su familia en su casa de Washington, DC".
Conocida popularmente como RBD, fue la segunda mujer en
ocupar un lugar en la Corte de Estados Unidos, desde 1993 luego de ser nominada
por el entonces presidente Bill Clinton, tras haber estado al frente del
Tribunal de Apelaciones del distrito de Columbia por 13 años.
Bader Ginsburg fue reconocida por su incansable lucha
por la emancipación de las mujeres y su sello quedó plasmado en distintas leyes
del país. Uno de los casos más emblemático fue el fallo "Estados Unidos
vs. Virginia" donde modificó la política de admisión al Instituto Militar
de dicho Estado que solo aceptaba hombres. En su voto, RBG expresó: "la
plena ciudadanía debería tener la misma oportunidad de aspirar, lograr,
participar y contribuir a la sociedad en función de sus talentos y capacidades
individuales".
La jurista, que estuvo en la corte por 27 años, nació
en 1933 en Brooklyn, Nueva York y cursó sus estudios en las Universidades de
Cornell, Harvard y Columbia. Cuando se recibió ningún bufete de abogados la
quería contratar porque, como ella misma lo describió, "era mujer, judía y
madre". Comenzó su vida laboral dando clases en Columbia y fundó el
Proyecto de Mujeres de la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU),
cuyo objetivo era cambiar las leyes para garantizar la igualdad efectiva entre
hombres y mujeres.
Por ese entonces los jueces no reconocían como un
problema real a las desigualdades de género y su gran desafio puede poner de
manifiesto que dicha problemática afectaba por igual a hombres y mujeres. El
mayor precedente sobre el tema lo logró con el caso Stephen Wiesenfeld, donde
el gobierno le negó una ayuda económica de viudedad a un hombre porque estaba
reservada para mujeres.
El Tribunal Supremo falló por unanimidad a favor de su
defendido y accedió a revisar si, durante siglos, había actuado con un sesgo
machista. En total, Bader Ginsburg argumentó seis casos frente al Supremo entre
1973 y 1976, de los que ganó cinco; mientras que el Proyecto de Mujeres de ACLU
participó en 300 denuncias en sólo dos años, entre 1972 y 1974.
Su historia está basada de momentos relevantes que
contribuyeron a cambiar la historia del país norteamericano. Uno de los
notables fue en el 2007 cuando RBG, por entonces la única mujer en la Corte,
sostuvo que se encontraba “completamente
sola en su rincón de la banca” después del retiro de su colega Sandra Day
O’Connor.
Su reacción fue en respuesta a la sentencia por mayoría
de la Corte que revocó un veredicto de discriminación sexual a favor de Lilly
Ledbetter, una mujer de Alabama a la que se le pagaba mucho menos que a los
hombres que tenían el mismo trabajo en las plantas de neumáticos de Goodyear.
Los magistrados entendieron que Ledbetter había esperado demasiado tiempo para
presentar su denuncia, aunque eso se debía a que no había sido consciente de la
disparidad.
En disidencia, la fallecida jueza remarcó que la
mayoría “no comprende o es indiferente a la forma insidiosa en que las mujeres
pueden ser víctimas de la discriminación salarial”. Su interpretación de la ley
“ignoraba las realidades” del lugar de trabajo y traicionaba los “propósitos
fundamentales” de la Ley de Derechos Civiles, agregó.
Luego le pidió al Congreso que corrija el error de la
Corte, y dos años más tarde el Parlamento aprobó la Ley de Pago Justo de Lilly
Ledbetter, que otorga plazos más amplios para presentar reclamos. Dicha ley fue
la primera medida firmada por el presidente Barack Obama.
Su pensamiento
Algunas de las frases más célebres de RBG, expresadas
en fallos y entrevistas:
"No pido favores para mi sexo. Todo lo que pido de
nuestros compañeros es que quiten sus pies de nuestros cuellos".
"Cuando en ocasiones me preguntan cuándo habrá
suficientes (mujeres magistradas en la Corte Suprema de Estados Unidos) y yo
digo 'cuando haya nueve', las personas quedan impactadas. Pero ha habido nueve
hombres y nunca nadie lo ha cuestionado".
"Las mujeres pertenecen a todos los lugares donde
se toman decisiones. No debería ser que las mujeres sean la excepción".
"Los disensos le hablan a un tiempo futuro. No se
trata solamente de decir 'mis colegas están equivocados y lo haría de esta
manera'. Los mayores disensos se convierten en opiniones de la corte y
gradualmente, con el tiempo, su visión se transforma en la visión
dominante".
"Una constitución, siendo tan importante como es,
no significará nada a menos que la gente esté anhelando la libertad".
Su enemistad
con Donald Trump
RBG se jactaba de ser una "persona muy
franca" y en el 2016, en plena campaña presidencial, calificó a Trump como
un “farsante” que "no tiene ninguna
consistencia. Dice que cualquier cosa que le venga a la cabeza en este momento.
Realmente tiene un ego”. Por la polémica que generó su declaración, la
magistrada le pidió disculpas al actual presidente.
Poco tiempo antes de su muerte, ya consciente de su deteriorado estado de salud, Bader Ginsburg declaró que su último deseo era que el presidente no la reemplace hasta después de las elecciones. Conociendo el pensamiento político de Trump, temía que la Corte se convierta en un grupo de jueces extremadamente conservadores.
Fuente: https://www.diariojudicial.com/nota/87457/noticias/la-voz-de-la-igualdad.html