Como
muchos de los rubros afectados poseen un elevado grado de informalidad
(gastronomía, construcción, esparcimiento, asalariados de casas particulares,
etc.) y menores salarios que el promedio, se generó un efecto regresivo en la
distribución del ingreso.
En
este marco, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), el empleo cayó más
de 20% i.a. en el segundo trimestre del año, principalmente por el desplome en
los puestos de trabajo informales y cuentapropistas (-43,5% i.a. y -29,3% i.a.,
respectivamente). Asimismo, observando la dinámica del ingreso per cápita real
de los hogares, se encuentra un retroceso cercano a 20% i.a. en los sectores
bajos, de 15% i.a. en los sectores medios y de alrededor de 8% i.a. en la clase
alta, según advierte el último informe de la consultora Ecolatina.
Este
abrupto deterioro responde a que, a diferencia de los años previos, la caída de
la masa salarial real estará caracterizada tanto por un deterioro del poder
adquisitivo como por la contracción del nivel de empleo.
Sin
embargo, esperamos una recuperación del empleo en el corto plazo que apuntalará
la capacidad de compra de las familias: la relajación de las restricciones de
facto, especialmente en el sector informal de la economía, que se plasmó con el
reciente anuncio del abandono de la fase de aislamiento social por una de
distanciamiento en gran parte del país (exceptuando importantes aglomerados
urbanos, por caso Rosario o Mar del Plata).
Todo
lo que permite que muchas actividades puedan operar -bajo estrictos protocolos-
al menos “a media máquina”, por lo que quedan pocas actividades totalmente
paralizadas.
Como
era de esperar, los empleos informales y cuentapropistas están siendo los
primeros en reaccionar. Por caso, los trabajadores independientes registrados
(monotributistas y autónomos) crecieron hacia agosto -último dato disponible-
casi 5% desde el piso de mayo y prevemos que recuperen casi todo el terreno
perdido para fin de año. Además, parte de los trabajadores suspendidos al
comienzo de la pandemia podrán retornar a sus actividades. Esto no es un dato
menor, ya que no estaban cobrando la totalidad de su salario y 1 de cada 5 de
los ocupados no estaban trabajando (suspendidos) al momento de ser encuestados.
Desde
un punto de vista económico, la pandemia está dejando de significar un problema
de oferta para ser fundamentalmente de demanda. La aceleración de la inflación
-en octubre fue de 3,8% mensual y no será menor a 3% en lo que resta del año-
no parece que será acompañada por una mejora de los salarios. Esto se debe a
que los asalariados registrados están teniendo una fuerte heterogeneidad en sus
negociaciones paritarias: según el ministerio de trabajo, casi 3,5 millones de
trabajadores están sufriendo un proceso paritario anómalo.
Se
acuerdan sumas fijas -progresivas, pero sobre ajustes similares a inicio de
año, deteriorando más el poder de compra de los ingresos medios y altos-, o se
cierran acuerdos anuales -que pueden ser muy prolongados para un contexto de
elevada y cambiante inflación- o directamente no cerraron, a septiembre,
ninguna negociación. Estas dificultades serían aún mayores en trabajadores
informales e independientes pues poseen menos herramientas para proteger el
poder adquisitivo de sus remuneraciones que los trabajadores sindicalizados.
Al
mismo tiempo, el relajamiento de las restricciones y la salida de la cuarentena
nos obliga a pensar distintos escenarios. Sin embargo, en ninguno se destaca
una particular mejora del poder adquisitivo del salario. Veamos.
Un
desenlace probable es que las presiones cambiarias desemboquen en un salto
cambiario ordenado que ayude a bajar la brecha y revertir la caída de reservas.
Sin embargo, el mismo le pondría un piso de 3% a la inflación mensual del
primer semestre.
Si
bien aquí los salarios podrían adoptar cierto dinamismo, este contexto recesivo
tampoco evitará el deterioro del poder adquisitivo, que prevemos será cercano a
2% en promedio durante 2021. No obstante, en este caso cierto orden
macroeconómico podría favorecer la inversión -actualmente en niveles muy bajos-
y las exportaciones, compensando el debilitamiento del consumo dentro de la
demanda agregada.
En
un escenario optimista se evitaría el salto cambiario. El costo sería un ajuste
fiscal y una fuerte moderación en la expansión de la base monetaria, lo cual
solamente parece ser posible con la concreción de un nuevo programa con el FMI
que consolide el giro de política económica iniciado el 1 de octubre. El ajuste
implicaría aumentos de tarifas e incluso más recortes para alcanzar un déficit
fiscal menor de lo presupuestado. En este caso, la aceleración de la inflación
sería moderada pero insuficiente para reactivar las paritarias, que deberán
esperar al segundo trimestre del 2021 para poder recomponer parte del terreno
perdido.
Además
de la cuestión cambiaria, la dinámica del consumo estará condicionada por la
capacidad de endeudamiento de las familias. La postergación de pagos de
préstamos brindados por ANSES, el crédito otorgado a cuentapropistas, los
programas de financiamiento del consumo como Ahora 12 o Ahora 18 en algún momento
tendrán que ser pagados.
Por
último, pero no por ello menos relevante, no sabemos a ciencia cierta cómo
afectará la pandemia a la economía el año que viene. En caso de que la vacuna
demore su llegada y/o se tenga que volver a alguna medida de confinamiento como
está sucediendo en Europa que enfrenta una segunda ola, volveremos a los problemas
de oferta/circulación.
En
síntesis, producto de la aceleración de la inflación y la progresiva recuperación
del empleo, las familias no tendrán una masa de ingresos suficiente para
satisfacer los nuevos rubros disponibles para gastar (turismo, recreación, etc)
en la flamante fase de distanciamiento social. Asimismo, los distintos rumbos
macroeconómicos, determinados por la dinámica cambiaria (y sanitaria), no
permiten vislumbrar una suba significativa del ingreso disponible de los
hogares para consumo por lo menos durante la primera parte de 2021.
Fuente: https://mercado.com.ar/economia-y-politica/el-otro-distanciamiento-el-del-poder-adquisitivo/